La náusea es el deseo fuerte de querer vomitar, mientras que el vómito es la expulsión de los jugos gástricos del estómago a través de la boca.
Los doctores Ryan F. Porter y C. Prakash Gyawali, miembros del Colegio Real de Médicos - División de Gastroenterología de la Washington University, explican en un artículo publicado en el Colegio Americano de Gastroenterología que, a menudo, el vómito “es un mecanismo protector para expulsar alguna sustancia nociva ingerida”, aunque también puede llegar a producirse debido a otras afecciones infecciosas o inflamatorias del organismo que no guardan relación con ese tipo de ingesta.
“Los músculos de la pared abdominal se contraen fuertemente a fin de crear la presión necesaria para vomitar (arcadas). Las arcadas no siempre se presentan con vómito, sino que pueden estar precedidas o seguidas del mismo. Por su parte, la náusea puede ocurrir sin vómito o antes de este”, destacan los expertos en el artículo Náusea y vómito.
Los miembros del Colegio Real de Médicos aclaran que es necesario saber distinguir entre el vómito y la regurgitación, pues esta última “consiste en expeler por la boca sin esfuerzo bien sea los alimentos tragados o el ácido estomacal”. De este modo, es de tener en cuenta que la regurgitación no guarda relación ni con la náusea ni con las arcadas.
De acuerdo con los galenos, “cuando el material regurgitado sabe amargo y agrio, esa podría ser una manifestación de reflujo ácido; pero cuando sabe igual que la comida ingerida, indica que existe un problema en el tránsito de la comida desde el esófago hacia el estómago”.
El artículo publicado en el Colegio Americano de Gastroenterología reseña que entre las causas comunes para sentir náusea y vómito se clasifican las siguientes:
- Medicamentos: La náusea y el vómito pueden ser resultado de prácticamente cualquier medicamento. Algunos fármacos, como los de quimioterapia para cáncer y las sustancias anestésicas, especialmente conocidos por provocar náusea y vómito.
- Infecciones del tracto gastrointestinal: Pueden ser producto de virus o bacterias y dentro de ellas están las infecciones de la vesícula biliar (colecistitis), apendicitis, hepatitis viral y diverticulitis.
- Infecciones fuera del tracto gastrointestinal: Neumonía, infecciones de la vejiga o riñón, meningitis y de oídos.
- Inflamación de los órganos abdominales: Por ejemplo, pancreatitis, enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa.
- Obstrucción intestinal: Puede ocurrir debido a úlceras estomacales o intestinales, cáncer y tumores o enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn.
- Tránsito intestinal lento: Por ejemplo, gastroparesia (retraso en el vaciado estomacal), íleo o pseudo-obstrucción. La lentitud del tránsito intestinal puede deberse a muchas causas.
- Otros trastornos cerebrales y del sistema nervioso: Entre ellos, tumores del cerebro, convulsiones, traumatismos cerebrales y esclerosis múltiple.
- Trastornos hormonales: Como diabetes, hiperactividad de la tiroides (hipertiroidismo) y poca actividad de las glándulas adrenales (enfermedad de Addison).
- Trastornos psiquiátricos: Ansiedad, anorexia nerviosa y bulimia.
- Ataque cardíaco: A veces puede manifestarse como náusea y vómito.
- Otras causas: Toxinas bacterianas en los alimentos (intoxicación alimenticia), embarazo, mareo por movimiento, intoxicación alcohólica, migraña o jaqueca, insuficiencia renal, radioterapia, síndrome de vómito cíclico, dolor físico o emocional.
La industria farmacológica ofrece diversas alternativas para aliviar la sintomatología generada por las náuseas y los vómitos, no obstante, a la par de estas soluciones tradicionales, hay algunas infusiones y remedios naturales pueden ayudar a eliminarlas.
En principio, Mayo Clinic explica que cuando una persona vomita con frecuencia es prudente suspenderle toda clase alimentos y bebidas. Luego, se puede comenzar por una serie de alimentos que sean de fácil digestión, como es el caso de las galletas al agua, gelatina y tostadas.
“Cuando puedas retenerlos en el estómago, prueba con cereales, arroz, fruta, y alimentos con sal o ricos en proteínas y carbohidratos. Evita las comidas grasosas o condimentadas. Espera aproximadamente seis horas después de la última vez que vomitaste para ingerir alimentos sólidos”, reseña la entidad.
La infusión de jengibre es una bebida ampliamente utilizada para el tratamiento de los síntomas de las náuseas y vómitos, incluso en algunos pacientes puede llegar a eliminarlos. Un estudio citado por el Instituto Nacional del Cáncer reveló que para las náuseas promedio, la ingesta de “0,5 g de jengibre fue significativamente mejor que el placebo; tanto 0,5 g y 1 g fueron significativamente mejores que el placebo para las peores náuseas”.
Entre tanto, el polvo de hinojo, la canela y el extracto de comino son algunas especias que, preparadas a modo de infusión, también pueden ayudar con este propósito.
Los olores de los cítricos también pueden ayudar a disminuir las náuseas. Solo es necesario cortar una rodaja de un limón o de una naranja y oler la fruta. También surte efectos positivos inhalar el aroma de un frasco de aceite esencial de alguno de estos cítricos.
La respiración puede ser clave para reducir las náuseas, hay dos técnicas que puede emplear. La primera es inhalar lentamente por la nariz y luego exhalar por la boca, repitiendo este ejercicio tres veces. La segunda técnica es inhalar por la nariz mientras que hace el conteo del uno al tres, luego mantener la respiración contando 1, 2 y 3, y para finalizar, exhalar por la boca contando, nuevamente del uno al tres.