La llegada de enero simboliza el comienzo de un nuevo año, pero también el guayabo de los excesos de las fiestas decembrinas: los gastos excesivos y también el consumo desbordado de toda clase de alimentos y licores que provocaron una inevitable subida de peso.

De ahí que el propósito de miles por estos días sea depurar el cuerpo para liberarlo de esos kilos de más que se ganaron durante el fin de año y, por qué no, emprender una dieta y estilo de vida saludable como uno de los grandes propósitos del año que comienza.

El propósito de muchas personas por estos días es depurar el cuerpo para liberarlo de esos kilos de más que se ganaron durante el fin de año.

Sin embargo, muchos abandonan muy pronto la meta. En los primeros días de enero suelen aparecer muchas caras nuevas en los gimnasios y es habitual que haya congestión en las máquinas de pesas y en las cintas de correr, pero al finalizar el mes es otro el panorama.

Algunos incluso, “llevados por el optimismo, pagan una membresía para todo el año. Pero a finales de enero la deserción es alta; el entusiasmo solo les dura 20 días. En Estados Unidos la cifra puede elevarse hasta 80 por ciento, debido, principalmente, a la frustración de no ver resultados pronto. Otros datos muestran que los británicos, por ejemplo, desperdician más de 60 millones de dólares al año en membresías que dejan sin utilizar o en clases de ejercicio y reducción de peso que nunca toman. En Colombia sucede lo mismo”, asegura Milton Quintero, personal trainer, que entrena a varios políticos y famosos.

Pero, ¿cómo empezar un estilo de vida saludable y no fracasar en el intento?

SEMANA consultó a varios expertos en deporte y nutrición que coinciden en varios aspectos básicos para que el propósito no se diluya en cuestión de unos pocos días. Entre ellos, ponerse metas realistas, no buscar bajar de peso solo para entrar en una talla determinada de ropa y verse bien ante los demás y no comer en función de bajar de peso, sino de alimentarse sanamente.

No hay dietas milagrosas

Hay que tener en cuenta que los kilos de más que se ganaron en diciembre no se van a bajar en cuestión de días.

Así lo explica la gastroenteróloga y nutricionista Laura Romero Gil, quien precisa que “cuanto más rápido se baja de peso, más probabilidades hay de recuperarlo. Así que no se debe creer que comiendo piña, atún y apio los primeros días de enero se va a bajar el sobrepeso. La dieta debe ser progresiva, personalizada e incluir todos los grupos de alimentos, con las porciones adecuadas”.

La actividad física es determinante para controlar el peso. | Foto: Semana

Y agrega que “está claro que cuanto más restrictivo es el plan, la persona más baja de peso, porque seguramente lo que hizo está muy alejado de lo que vienen siendo sus hábitos. Entonces sí, baja rápido, pero como eso es mucho más difícil de sostener en el tiempo, la restricción genera ansiedad y esa ansiedad hace que un día abandone la dieta y se produzca el famoso ‘efecto rebote’, y la persona entre en lo que yo llamo ‘el círculo vicioso dieta-descontrol’”.

Insiste en que bajar de peso debe ser un propósito gradual, con metas en el mediano y en el largo plazo. “No nos debemos centrar en el resultado, sino en el proceso”.

La tiranía de los likes

El entrenador personal Milton Quintero asegura que uno de los mayores errores en la búsqueda de una figura saludable es querer bajar de peso solo para encajar en ciertos modelos de belleza o tallas de ropa, en parte por la influencia de las redes sociales.

“Hay que entender que cada cuerpo es distinto. Hacer una dieta o comenzar una rutina de ejercicios solo pensando en querer lucir una talla de ropa, con el tiempo solo genera frustración en muchas personas cuyo fenotipo, por ejemplo, puede no encajar en ciertos modelos por más dietas o rutinas deportivas que se hagan. Siempre les digo a las personas que entreno que el mayor insumo para adoptar un estilo de vida sano no es la fuerza de voluntad, sino el amor propio. Querer nuestro cuerpo nos ayudará a evitar que no busquemos perder peso solo por querer ganar likes”, asegura el experto.

Metas realistas

Catalina Estrada Gutiérrez, médica nutricionista, señala que una de las mayores causas de deserción de quienes comienzan una dieta al comienzo de año es que no se fijan metas realistas.

No se debe creer que comiendo piña, atún y apio los primeros días de enero se va a bajar el sobrepeso. | Foto: Ilustración creada con la IA de Bing Image Creator

Dichos objetivos, dice, deben ser, por un lado, específicos. “Hay gente que dice: ‘Voy a hacer más ejercicio este año’. Pero ese no es un objetivo específico. En cambio, si digo ‘voy a caminar todos los días 30 minutos’, sí lo es”, indica la doctora Estrada.

Los objetivos también deben ser alcanzables. “Si tengo un trabajo demandante, que no me permite ir todos los días al gimnasio, no me puedo proponer entrenar diariamente porque entonces llega la frustración y la deserción. Para que sea alcanzable debo establecer cuáles son esos días de la semana en que mis obligaciones personales y laborales me lo permiten: decir ‘voy lunes, miércoles y sábado y en estos horarios’”, sostiene Estrada.

Los objetivos también deben ser realistas y documentables. “No podemos decir ‘voy a bajar 10 kilos en un mes’, cuando eso es imposible. Lo adecuado, con ayuda de un especialista, es establecer una dieta y una rutina de ejercicios, de acuerdo con las necesidades individuales. E ir anotando los resultados a medida que se van logrando. Así se convierten en una motivación para no desfallecer en el intento”.

Comer para sanar

“Hoy en día, muchos comen para enfermarse y luego se la pasan tomando pastillas para contrarrestar los efectos de todo lo que se comen y les hace daño, como los azúcares y los carbohidratos”, asegura el médico intensivista Jorge Bayter.

“A partir del año 1960, cuando cambiaron las recomendaciones dietéticas en el mundo, la dieta se basaba en carbohidratos, ingesta que aumentó de manera desproporcionada los niveles de obesidad en la población. Hoy tenemos en el mundo 2.200 millones personas con esta condición, lo que significa el 60 por ciento de la población adulta mundial, mientras que el 13 por ciento de esa misma población es diabética”, dice Bayter.

“Hoy en día, muchos comen para enfermarse y luego se la pasan tomando pastillas para contrarrestar los efectos de todo lo que se comen”, asegura el médico intensivista Jorge Bayter. | Foto: yulkapopkova

Por ello, una buena dieta debe basarse en el bajo contenido de azúcares y carbohidratos para notar mejores resultados. “Con estos alimentos solo se la da placer al uno por ciento de nuestro cuerpo, mientras enfermamos al restante 99 por ciento. Nuestro cuerpo es una máquina sanadora, pero la hemos convertido en una máquina para producir enfermedad”, se lamenta Bayter.

Todo está en la mente

Si bien el exceso de peso se debe claramente a una inadecuada alimentación, Quintero asegura que, en la gran mayoría de los casos, la ingesta de comida en exceso radica en comportamientos y actitudes que deben ser atendidas con ayuda profesional.

“Conviene revisar qué nos lleva a comer de más: si es el estrés, el enojo, un duelo. Lo primero que uno detecta es que muchas personas comen cuando no experimentan hambre, sino por ansiedad o por estrés, por ejemplo. Cuando se es consciente de eso, es posible transformar esos hábitos y adelgazar”, puntualiza.