Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), con información del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), señala que generalmente los trabajadores suelen acudir al médico por estrés, provocando enfermedades ocupacionales y otras lesiones.
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, el estrés es la “la forma” en la cual, el cuerpo da respuesta a una situación, es decir, cómo reacciona ante un hecho que puede ser retador o requiere exigencia.
Cuando una persona se encuentra estresada, el cuerpo libera hormonas enviando una señal para actuar en un momento determinado. Sin embargo, la glucosa en la sangre y la presión arterial se pueden ver altamente afectadas.
Lo anterior lo corrobora el estudio: “El alto consumo de sal activa el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal, amplifica la respuesta al estrés y altera la exposición de los tejidos a los glucocorticoides en ratones”, presidido por Hannah M. Costello y publicado en Cardiovascular Research, que asegura que el consumo excesivo de sal incrementa la acción de los glucocorticoides asociados con el estrés.
Cabe recordar que los glucocorticoides son compuestos que afectan “el metabolismo y tienen efectos antiinflamatorios e inmunodepresores. Pueden ser producidos naturalmente (hormonas) o sintéticamente (medicamentos). También se llama glucocorticosteroide”, señala el Instituto Nacional del Cáncer (NCI).
También le puede interesar:
La relación que hay entre el alzhéimer y el estrés
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el alzhéimer es la forma más común de demencia, que “es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria”, precisa. El National Institute on Aging asegura que el Alzheimer “es una de las causas principales de muerte en los Estados Unidos”.
Por su parte, la Clínica Mayo precisa que el alzhéimer es un trastorno progresivo, que es causado por demencia que afecta la calidad de vida de una persona.
Los adultos mayores suelen padecerlo, y los principales signos que se observan es el olvido de fechas o nombres cercanos. Sin embargo, si eventualmente pasa, no significa que se padece esta enfermedad neurológica.
Es importante destacar que aún no se conoce su cura, no obstante, es indispensable estar bajo tratamiento médico y seguir cada una de las indicaciones para impedir que la enfermedad avance.
El estudio “El estrés crónico y la enfermedad de Alzheimer: la interacción entre el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal (HPA), la genética y la microglía”, publicado en Biological Reviews, Cambridge Philosophical Society, presidido por Ayeisha Milligan, entre otros autores, asegura que el estrés se asocia con un factor de riesgo para el desarrollo de Alzheimer.
La investigación señala que la variable hipotálamo-pituitario-suprarrenal (HPA) tiene un vínculo como respuesta al estrés, y asimismo, controla la producción de cortisol, mismo que “ayuda al cuerpo a usar la glucosa (azúcar), la proteína y las grasas”, asegura el NCI.
Es entonces que esta hormona es liberada por el HPA por un nivel bajo de glucosa en la sangre y como respuesta al estrés. Por tal razón, tal y como lo cita 65ymás.com, el HPA podría incidir en inflamación, por lo que afectaría de gran manera el riesgo de desarrollar dicha enfermedad degenerativa.
Otro texto científico llamado “La relación entre el estrés y la enfermedad de alzhéimer”, escrito por Daniel Justicia, señala que las enfermedades neurodegenerativas tiene una implicación negativa en la función cognitiva, por lo que altera los circuitos neuronales que dan como resultado estrés.
Incluso el artículo de Justicia puntualiza que cuando estos circuitos son interrumpidos ocasionan un comportamiento agresivo, aumentando los síntomas de este tipo de demencia.