El colesterol bueno, también conocido como HDL o lipoproteína de alta densidad, goza de buena fama, pues tenerlo en niveles altos se asocia con un menor riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares, ya que transporta el colesterol depositado en las arterias al hígado para ser posteriormente eliminado. Pero un estudio liderado por el Instituto Hospital del Mar de Barcelona (Imim) mostró que esta noción podría estar errada.
El trabajo, publicado en la revista Metabolism Clinical and Experimental, muestra que no todo el colesterol que se conoce como “bueno” es realmente saludable. Los expertos analizaron las características genéticas que determinan el tamaño de las partículas de colesterol bueno y después observaron su conexión con el riesgo de infarto de miocardio.
La conclusión es que hay una relación entre el tamaño de las partículas de colesterol bueno y el riesgo de infarto. Por eso, es importante incrementar las partículas pequeñas de HDL en la sangre, pues las grandes están relacionadas directamente con el riesgo de sufrir un ataque al corazón, según explicó Roberto Elosua, investigador principal del estudio.
Hablando en los sueños
Las personas pueden responder preguntas y resolver problemas matemáticos solo moviendo los ojos mientras están en la etapa de sueño caracterizada por los movimientos oculares rápidos, según un estudio publicado en Current Biology y desarrollado en laboratorios de sueño en Estados Unidos y Europa.
Las investigaciones sobre el sueño suelen basarse en entrevistas a las personas una vez despiertan, algo que puede dar resultados erróneos sobre lo que sucede realmente cuando duermen. Pero para esta investigación, una vez las personas estaban en la etapa de movimiento rápido de los ojos, más conocida como REM por sus siglas en inglés, sonaba una voz mediante un computador lo suficientemente baja como para no despertarlas, que les preguntaba si estaban soñando o no. Para los expertos, los resultados son prometedores porque este canal de comunicación permitiría expandir inmensamente las posibilidades de análisis sobre los sueños.
Comida rica, ¿pero adictiva?
La revista American Journal of Clinical Nutrition publicó un debate entre expertos sobre la ciencia detrás de la adicción a la comida y sobre si aquella ultraprocesada contribuye a una mayor ingesta y obesidad, aparte de problemas del corazón y diabetes. Con ayuda de una encuesta con más de 500 participantes, la psicóloga Ashley Gearhardt encontró que la pizza, el chocolate, las papas fritas y las galletas son algunos de los alimentos más adictivos. Todos tiene en común ser altamente procesados y, según la experta, tienen ingredientes parecidos a los de sustancias como la nicotina y la cocaína. A pesar del hallazgo, algunos no creen que la comida sea adictiva, puesto que los alimentos no provocan un estado mental alterado ni una sensación inmediata en el cerebro como sucede con el alcohol o la heroína.
Cansados de Zoom
Académicos de la Universidad de Stanford, en California, determinaron que la fatiga de Zoom es real y después de un año de trabajo en casa, gran cantidad de personas en el mundo que socializan con telellamadas las sufren. Los científicos señalan cuatro factores que agotan de las videollamadas: la necesidad constante de contacto visual; la posibilidad de verse a uno mismo; la necesidad de estar sentado por largos periodos y la dificultad para interpretar o comunicar el lenguaje corporal. El trabajo, publicado en la revista Technology, Mind, and Behaviour, es el primero que analiza la fatiga de Zoom desde una perspectiva psicológica.