La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) advirtió que el aumento del desempleo causado por la crisis económica surgida por la pandemia del coronavirus (covid-19) podría "afectar desproporcionadamente a los más pobres, haciéndolos más vulnerables al uso de drogas y también al tráfico y el cultivo para ganar dinero". El más reciente Informe Mundial de Drogas de la Unodc afirma que la pandemia también provocó "una escasez de opioides, lo que a su vez puede hacer que las personas busquen sustancias más fácilmente disponibles como el alcohol, los benzodiacepinas o la mezcla con drogas sintéticas".

La Onudc alerta que, como consecuencia, en las personas podrían surgir "patrones de uso más dañinos a medida que algunos usuarios pueden decidir comenzar a inyectarse, o inyectarse más seguido". “La crisis de la covid-19 y la recesión económica amenazan con agravar aún más los peligros de las drogas, en un momento en el que nuestros sistemas sociales y de sanidad han sido llevados al límite y nuestras sociedades están luchando para hacer frente (a esta situación)”, dijo Ghada Fathi Waly, directora ejecutiva de la Unodc, durante una rueda de prensa en la ciudad suiza de Ginebra. Así mismo, las restricciones implementadas por los países a raíz de la covid-19 ya han causado escasez de drogas en la calle, lo que ha provocado un aumento de los precios de las sustancias estupefacientes y una reducción de su pureza. Waly subrayó la necesidad de ayudar y apoyar a los países en desarrollo en su lucha contra la droga, sobre todo durante la pandemia de la covid-19. "Los grupos vulnerables y marginados, los jóvenes, las mujeres y los pobres pagan el precio del problema mundial de las drogas", agregó durante la presentación del informe.

Según este, en 2018 unos 269 millones de personas consumieron drogas a nivel mundial, un aumento del 30% en los últimos 10 años, el equivalente al 5,3% de la población mundial entre 15 y 64 años de edad, debido, en gran parte, a los efectos del crecimiento de la población global y la urbanización. Durante 2018, 35,6 millones de personas padecieron diversas enfermedades relacionadas con el consumo de estupefacientes, según el informe, mientras que las sustancias psicoactivas proliferaron considerablemente. En 2018 existían 541 tipos diferentes de estas sustancias en todo el mundo. En el mismo año, dos millones de personas consumieron marihuana, 58 millones diversas sustancias sintéticas opioides, 27 millones anfetamina y medicamentos estimulantes prescriptos, 21 millones drogas tipo éxtasis y 19 millones cocaína.

11,3 millones de personas se inyectaron algún tipo de sustancias estupefacientes en 2018, de las cuales más de un millón eran portadoras del virus VIH y otros 5,5 millones de hepatitis C. El 3,9 % de la población mundial entre 15 y 64 años consume marihuana, mientras que el 1,2 % consume algún tipo de sustancia opioide.