Este viernes 16 de diciembre empieza en los hogares colombinos una de las tradiciones más antiguas de la Navidad: las novenas de aguinaldos. Esta costumbre reúne a las familias para hacer una serie de oraciones que tienen que ver con la celebración del nacimiento del niño Jesús el 24 de diciembre.
Normalmente, la novena de aguinaldos se lee frente al árbol de Navidad y el pesebre, en compañía de poderosas cenas navideñas con buñuelos y natillas. Al hacer las novenas, año tras año, se leen muchas frases de “gozos” que están cargadas de oraciones de luz y entendimiento. Muchas personas suelen repetirlas, pero pocas conocen su verdadero significado, por ello, a continuación se explica el sentido de cada uno de ellos:
Significado de los gozos en la novena de aguinaldos
1. ¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro!
Esta frase inicial de los gozos celebra la sabiduría del Dios católico, por inconmensurable y santa que pueda ser, ha sido llevada a la aparente pequeñez de un niño recién nacido.
2. ¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos!, ¡Ah, ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte brazo!
Adonai es uno de los nombres propios de Dios en el judaísmo. En esta oración se recuerda que Dios dejó los 10 mandamientos a Moisés, otro gran profeta en el Antiguo Testamento. Asimismo, este gozo exhorta a Dios para que vuelva pronto a rescatar a la humanidad de sus pecados, aunque sea en forma de un pequeño niño que será muy poderoso.
3. ¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!
Por una parte, Jesé fue el padre del rey Dabida, un eslabón en la línea genealógica desde Abrahán hasta Jesús en el antiguo testamento. Por ello, de él y sus precursores son la raída del pueblo judío, del cual hizo parte Jesucristo. Entre tanto, Jesé, desde lo alto, presenta a la tierra el fruto de su descendencia, la cual adorna el ambiente con la fragancia del nardo, una planta cuyas raíces confeccionaban un perfume muy apreciado en el Oriente y que es mencionado con frecuencia en la biblia.
4. ¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio! ¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!
Este gozo hace referencia a la lumbre del oriente que alude al sol y el primogénito de Dios es quién representa la luz en medio de las tinieblas. Jesús representa una luz potente como la del sol, que en la antigüedad era valorado especialmente durante el solsticio de invierno, momento que marca el comienzo del verano, época en la que los días son más largos y el sol ilumina por más tiempo.
5.¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas, con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
En este apartado se exalta a Jesús como el Rey de las naciones, el anhelo del pueblo de Israel y en nombre de ángel Emmanuel, quien aviso a la Virgen María de su designio divino como madre de Jesús. Asimismo, este gozo señala que Jesús es el máximo pastor de pastores, y la humanidad su rebaño, sin distinción entre quienes se resisten y quienes no.
6. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto, bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado luce, hermosa estrella, brota, flor del campo!
Esta frase hace alusión a una profecía de Isaías, según la cual el Mesías descendería del cielo. Como tal, Jesús es el rocío que hace bien a la tierra y la hace florecer.
7. ¡Ven, que ya María, previene sus brazos, do su Niño vean en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
“Do” es el apócope (supresión o pérdida de uno o más sonidos en posición final de palabra) de “donde”, por lo que el gozo aclama al niño Dios para que tan pronto como sea posible llegue a los brazos de María y al cuidado de su padre putativo José.
8. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!
Finalmente, en este gozo se continúa con la alabanza a los dotes de Jesús como el salvador del débil y el desvalido.