De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud (OMS) la demencia “es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores”, siendo el Alzheimer la forma más común de este tipo de demencia.
Cabe destacar que el Alzheimer “es un trastorno neurológico progresivo que hace que el cerebro se encoja (atrofia) y que las neuronas cerebrales mueran”, explica la Clínica Mayo, que añade que en esta enfermedad las capacidades cognitivas se van deteriorando, por lo que la persona ve afectada su calidad de vida, y por esto, requiere de un acompañamiento o la dependencia de otro.
Es importante aclarar que el Alzheimer no tiene cura, solo los medicamentos prescritos por un profesional de la salud, pueden aliviar los síntomas. Además, los factores de riesgo se enfocan en antecedentes familiares, elevando la posibilidad de desarrollo si algún ser querido de primer grado lo padece.
Seguido a esto se encuentra como factor de riesgo el sexo, donde las mujeres tienen un poco más de probabilidades de padecerlo, así lo señala la OPS: “Las mujeres se ven afectadas de forma desproporcionada. En la Región de las Américas, el 66 % de las muertes por Alzheimer y otras formas de demencia son mujeres”, ¿por qué?
Según una publicación de la Harvard Medical School, una de las razones principales de que las mujeres sean más propensas a desarrollar Alzheimer es porque tienen probabilidades de vivir más que el género masculino, por lo menos cinco años más, y aunque se mencionó anteriormente que no solo se relacionaba con el envejecimiento, Harvard precisa que cuando una persona vive más, incrementa la posibilidad de desarrollar Alzheimer.
La explicación que da la institución prestigiosa de educación es porque esta enfermedad es progresiva y en la sociedad hay más mujeres que hombres, pero incluso, si alguien avanza en edad -sin importar su sexo- aumenta las probabilidades desarrollar Alzheimer.
¿Cómo prevenir el Alzheimer?
La Clínica Mayo asegura que no se puede prevenir el Alzheimer, sin embargo, si se pueden reducir las probabilidades de que se desarrolle haciendo ejercicio físico y mental. Asimismo, con el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos y vitaminas que le favorezcan al cerebro, y por ende, al cuerpo.
El estudio “El ayuno durante 20 h no afecta los aumentos inducidos por el ejercicio en el BDNF circulante en humanos”, publicado en The Physiological Society y escrito por Travis D. Gibbons, entre otros autores, concluye que el ejercicio físico y el ayuno intermitente tiene un efecto neuroportector que combate el deterioro cognitivo.
El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) lo describe como “alteraciones en el pensamiento, el aprendizaje, la memoria, el juicio y la toma de decisiones”. Entre los principales signos que se destacan en el deterioro cognitivo se encuentran los cambios de ánimo y de comportamiento. Asimismo, la desorientación y el desinterés por hacer diferentes actividades.
Es entonces que la investigación determinó que montar cicla por 90 minutos incrementaría el BDNF, un factor neurotrófico (proteínas) que participa en varias funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje. Asimismo, precisó que el ejercicio intenso permitiría una mejor circulación de dicha proteína, lo que quiere decir que los intervalos de ciclismo también incidirían en las variables del BDNF.
Lo mismo ocurrió con el ayuno intermitente de 20 horas, que de acuerdo con la Clínica Mayo, es aquel periodo de tiempo en el que no se consume ningún alimento.
Por último, es importante antes de elegir cualquier tipo de rutina física, consultar con un profesional de la salud e implementar una dieta adecuada rica en frutas y verduras que contribuyan en el funcionamiento cognitivo.