El oído por lo general padece de obstrucciones en el momento en que hay demasiada cera acumulada en el canal auditivo, lo cual trae como consecuencia que se tenga una sensación de opresión, picor, dolor, mareos y pérdida de audición.

Esto ocurre porque el cerumen, que tiene como función principal que entren objetos extraños al oído, crea una barrera entre la abertura del oído y el aparato sensitivo del oído interno, pues hay ocasiones en las que las glándulas responsables de crear cerumen algunas veces generan demasiado.

Es por esto que en ocasiones el cerumen se endurece, se acumula y, con el paso del tiempo, bloquea la trompa completa.

Para liberar el oído de estas obstrucciones existen varios métodos, entre los que destacan las gotas para los oídos para aflojar y ablandar el cerumen, y una irrigación; los expertos sugieren evitar los hisopos de algodón, así como las velas.

En primer lugar, existen productos naturales que se utilizan para ablandar el cerumen y permitir que salga del oído en forma segura, como el aceite mineral, aceite de bebé, peróxido de carbamida, agua oxigenada y la glicerina.

De igual manera, el portal Medical News Today destaca las gotas comerciales que se fabrican específicamente para eliminar el exceso de cerumen, como el Debrox, que es de venta libre y ayuda a liberar de ese problema.

El otro método es la irrigación del oído, aunque sí advierten que esto no se debería hacer en casa a nadie que se haya sometido a cirugía o tenga una lesión en el oído, y es importante que se sigan todas las instrucciones que se encuentran en el kit de venta libre.

Finalmente, los expertos sugieren evitar el uso de hisopos y de velas. El primero es porque estos pueden bloquear las vías auditivas, pues empujan la cera hasta el interior ocasionando que se acumule, mientras que las velas, las cuales se insertan encendidas dentro de un cono hueco y que a su vez va dentro del oído no funcionan y pueden generar quemaduras.

De otra parte, si lo que se tiene es una infección, los remedios naturales que existen para esto son el uso del vapor; la aplicación de aceites minerales y esenciales como el de árbol de té, de eucalipto y el de menta; el colocarse una compresa tibia y las gárgaras con agua salada.

Pérdida auditiva: el drama que viven quienes padecen esta afección

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1.500 millones de personas viven con algún grado de pérdida de audición, una condición que puede ser discapacitante si el paciente presenta una pérdida superior a 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor.

Según la organización, la prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad, motivo por el que, entre los mayores de 60 años, más del 25 % padece una pérdida de audición discapacitante, quienes en la medida de sus posibilidades deben someterse a servicios de rehabilitación para que su vida retorne a la normalidad.

Ese es el caso de Guillermo Rodríguez, un hombre que perdió la audición de su oído derecho a los 59 años de edad. Según relata, una de las cosas que más empezó a extrañar al padecer esta afección fue la voz de su hijo Nicolás, además de los sonidos que inundan los auditorios durante las conferencias que acostumbra a dictar sobre liderazgo y habilidades gerenciales, situación que describe como dramática.

En su caso, el síntoma que lo alertó sobre una posible falla en su audición, fue el tinnitus (acúfenos), definido como ruidos o zumbidos inusuales en los oídos, que puede llegar a ser inhabilitante si no tratado apropiadamente. Este síntoma también lo han padecido algunos artistas, entre ellos el cantante mexicano Luis Miguel, quien comenzó a sentirlo en un concierto que dio hace unos años en Lima, Perú.

“Es una situación complicada, pero tienen que pensar que yo empecé a los 9 años con esta carrera: con la música, los decibeles, los conciertos. Son más de 30 años expuesto a sonidos muy fuertes. Tuve que pasar por un tratamiento y afortunadamente ya estoy mejor”, le dijo al respecto Luis Miguel al diario argentino Clarín en 2015.

De este modo, Rodríguez empezó a perder paulatinamente la audición y con ello a exponerse a circunstancias incómodas al no entender con claridad qué le preguntaban en medio de reuniones, así como a alzar mucho la voz al dirigirse a otras personas.

“Empecé a perder la audición sin darme cuenta. Personas cercanas me decían que hablaba muy fuerte y cada vez oía menos por el oído derecho. Me afectaba la identificación de la fuente sonora: cuando alguien me hacía preguntas en medio de una conferencia me costaba trabajo saber quién lo hacía, muchas veces me daba cuenta por lectura de labios”, relata Guillermo, quien en un comienzo pensó que podría tratarse de una afección denominada schwannoma intracoclear, una especie de tumor benigno en la cóclea, parte “auditiva” del oído interno que se asemeja a la caparazón de un caracol en forma de espiral y que se encuentra dentro del oído.

“Empecé a usar audífonos y después me di cuenta que cada vez más iba perdiendo la audición”, señala este hombre, que en 2016 perdió la audición total del oído derecho, luego de no escuchar los sonidos, primero los muy agudos y después los graves.

Dadas las circunstancias, Rodríguez, afectado por la situación dado que “en ambientes sonoros, como en un restaurante, en donde hay ruido de conversaciones de las personas, cubiertos y música”, le era “muy difícil entender y mantener una conversación cercana”, decidió iniciar un tratamiento que, según relata, le ha ayudado a recuperar la confianza y a mantener conversaciones sin inconvenientes.

“Me pusieron un implante coclear el 22 de febrero de 2019. Volví a nacer. Lo primero que quise hacer fue conversar con mi hijo Nicolás, sobre lo que le apasiona hoy en día, su carrera de administración de empresas”, relata.

Al respecto de la necesidad de que las personas atiendan con mayor prontitud la aparición repentina de pitidos y señales que podrían indicar una posible pérdida auditiva, Andrea Bravo, directora Clínica para MED-EL, empresa especializada en la fabricación de soluciones auditivas, resaltó la importancia de acudir a un experto a la primera señal de alarma.

“Infortunadamente, como no tenemos esa cultura de detección ante la pérdida auditiva, vemos señales de alerta cuando la persona empieza a pedir que le repitan las palabras, dejan de escuchar ruidos de frecuencias altas como las voces femeninas o los timbres de un teléfono”, indicó.

Ahora bien, puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, ciertas enfermedades infecciosas, otitis crónicas, exposición a sonidos fuertes, uso de medicamentos ototóxicos y envejecimiento, explica la OMS, enfatizando además que esta afección puede evitarse mediante estrategias de salud pública e intervenciones clínicas que se realicen a lo largo del curso de la vida.

En Colombia. se calcula que existen cerca de 5 millones de personas en riesgo de pérdida auditiva, que pueden verse impactadas por factores externos como el tráfico de las ciudades, el ruido de los aviones y, actualmente, el alto volumen y mayor tiempo de exposición a los aparatos tecnológicos, motivo por el que es importante estar atentos a las causas, así como a las señales, para evitar que esta enfermedad afecte aspectos importantes de la vida de las personas.