El cáncer de mama es una enfermedad que se origina en las células del revestimiento de los conductos (85 %) o lóbulos (15 %) del tejido glandular de los senos, de acuerdo con lo explicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De igual forma, se conoce que al inicio el tumor canceroso está confinado en el conducto o lóbulo (in situ), donde generalmente no causa síntomas y tiene un mínimo potencial de generar metástasis.

No obstante, como cualquier otro tipo de cáncer, este puede progresar e invadir el tejido mamario circundante y luego propagarse a los ganglios linfáticos cercanos u a otros órganos del organismo. Cuando esta enfermedad es detectada a tiempo, el tratamiento suele ser eficaz.

De acuerdo con los expertos, una de las mejores formas para prevenir su aparición es necesario mantener una vida saludable, y por esto se entiende una dieta balanceada, rica en verduras, frutas, y todos los grupos alimenticios, también mantener una rutina de ejercicio, beber mucha agua, entre otras cosas.

No obstante, es bueno realizar un examen periódico de revisión en casa y con expertos para prevenir un posible avance en caso de padecer este cáncer.

De acuerdo con la sección de salud del portal, El Diario de Hoy, existen algunas bebidas que deben ser evitadas, una de ellas es el alcohol. De acuerdo con La American Cancer Society, las mujeres que no beben alcohol en comparación con las que consumen una bebida alcohólica al día es importante, pues quienes consumen tienen riesgo de aumentar las probabilidades de padecer cáncer de mama entre un 7 y 10 por ciento.

De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, (CDC por sus siglas en inglés) señalaron que el cuerpo descompone el alcohol en una sustancia química llamada acetaldehído, un compuesto que daña el ADN y cuando esto sucede la célula puede comenzar a crecer sin control y crear un tumor canceroso.

Síntomas para descubrir el cáncer de mama:

  • Un bulto o engrosamiento en la mama que se siente diferente del tejido que la rodea.
  • Cambio de tamaño, forma o aspecto de una mama.
  • Cambios en la piel que se encuentra sobre la mama, como formación de hoyuelos.
  • La inversión reciente del pezón
  • Descamación, desprendimiento de la piel, formación de costras y pelado del área pigmentada de la piel que rodea el pezón (areola) o la piel de la mama
  • Enrojecimiento o pequeños orificios en la piel que se encuentra sobre la mama, como la piel de una naranja.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, la posibilidad de sufrir cáncer de mama aumenta con el paso de los años y por eso la mayoría de casos se diagnostica después de los 50 años.

También son un factor de riesgo las mutaciones genéticas, el historial reproductivo, tener mamas densas (se caracterizan por tener más tejido conjuntivo que adiposo), tener antecedentes familiares de cáncer de mama o de ovario y tratamientos previos con radioterapia. Las mujeres que han recibido radioterapia en el pecho o las mamas antes de los 30 años están más expuestas a presentar cáncer de mama en el futuro, dicen los expertos.

Sin embargo, existen unos factores modificables a los cuales se les debe prestar atención y en los que se debe trabajar como medidas de prevención debido a que pueden aumentar la posibilidad de que la enfermedad se desarrolle. Estos son seis de los más trascendentes.

1. Inactividad física. Las mujeres que no hacen ejercicio tienen un mayor riesgo de tener cáncer de mama.

2. Sobrepeso u obesidad. Las mujeres mayores con sobrepeso u obesidad son más susceptibles a padecer esta enfermedad que quienes manejan un peso saludable.

3. Tomar hormonas. Algunas formas de terapia de remplazo hormonal (aquellas que incluyen tanto estrógeno como progesterona) que se toman durante la menopausia pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama si se toman por más de cinco años. Ciertos anticonceptivos orales también incrementan los riesgos.