Para nadie es un secreto que son muchos los elementos naturales que ayudan a evitar y combatir una gran cantidad de afecciones. Sin embargo, es de vital importancia que, antes de consumir alguna hierba o especia, se tenga claro si la determinada persona la puede consumir o no según su estado de salud. Por ello, a pesar de que la cúrcuma tiene tantas propiedades, no todos la pueden comer.

La cúrcuma que se ven en los estantes y en las góndolas de especias está hecha de las raíces molidas de la planta. La curcumina es el ingrediente activo de la cúrcuma y tiene poderosas propiedades biológicas. De hecho, la medicina ayurvédica, un sistema de tratamiento tradicional de la India, recomienda la cúrcuma para una variedad de afecciones de salud que incluyen dolor crónico e inflamación.

La cúrcuma es miembro de la familia Zingiberácea o jengibre. Es originaria del Sureste Asiático, donde suma ya unos 25 siglos de uso culinario. Y si se habla de uso medicinal, se la conoce por tener propiedades contra el cáncer, el colesterol alto o la artrosis, entre otras enfermedades.

Algunos de los beneficios que se pueden obtener al consumir esta planta medicinal, según el portal El Universal, pueden ser:

  • Mejora la digestión.
  • Facilita la pérdida de peso.
  • Combate resfriados y gripas.
La cúrcuma ayuda a mitigar el hormigueo, ya sea en una preparación casera como una crema o como suplemento. Foto: GettyImages. | Foto: GettyImages
  • Evita la crisis de asma.
  • Desintoxica el hígado.
  • Regula la flora intestinal.
  • Estimula el sistema inmune.

A pesar de lo anterior, hay un grupo de personas en especial que deben tener cuidado y no deberían comer la cúrcuma en sus diferentes preparaciones. El portal Hola indica qué personas y en qué momentos no se debe comer cúrcuma:

1. “No tomarla nunca antes de una intervención quirúrgica, ya que puede afectar a la coagulación sanguínea”, explica el portal.

2. “Si tomas medicamentos para tratar problemas de circulación, de corazón o de varices, es mejor que previamente consultes a tu médico”.

3. “No es una raíz adecuada para los niños menores de tres años”.

4. “Se aconseja evitar su consumo en todas aquellas personas que tengan problemas con la vesícula biliar y durante el embarazo”, concluye el portal.

Remedios caseros con cúrcuma para combatir la diabetes

Existen diversas formas de consumirla para prevenir los niveles elevados de azúcar en la sangre. Una de las más sencillas es usarla como especia que complemente los platos, tal como se usa el curry o cualquier otra. Sin embargo, se recomienda hacer preparaciones a base de cúrcuma para aprovechar al máximo sus beneficios, de acuerdo con Mejor con Salud.

Cúrcuma en agua

Tradicionalmente la cúrcuma ha sido usada en la cocina para condimentar diferentes platos. Sin embargo, sus propiedades y beneficios para la salud no han pasado desapercibidos para la medicina natural. | Foto: Getty Images

Este remedio es de muy fácil preparación y la recomendación es consumirlo diariamente, cinco minutos antes de cada comida. Para esta bebida se requiere de una cucharada de cúrcuma y un vaso de agua. Para prepararla se calienta en una olla el agua y cuando esté tibia, se retira del fuego y se le agrega una cucharada de cúrcuma. Se mezcla muy bien hasta que el polvo se diluya.

Cúrcuma con leche

Para esta preparación se requiere de una taza de leche (preferiblemente vegetal), una cucharadita de cúrcuma en polvo y media cucharadita de miel. Para elaborar esta bebida, conocida como leche dorada, se debe diluir la cúrcuma en polvo en un vaso de leche y se mezcla hasta que no haya grumos. Se le puede agregar un poco de miel a gusto y lo recomendable es beber una o dos veces al día.

Leche dorada a base de cúrcuma | Foto: Getty Images

Adicionalmente, de acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Investigación de Diabetes y Endocrinología, acerca de los efectos de la cúrcuma en la diabetes, se concluyó que esta raíz revierte muchos problemas inflamatorios y metabólicos asociados con la obesidad y la diabetes, además de mejorar el control glucémico. Hasta el momento, la investigación fue basada en modelos de ratones con diabetes tipo 2.