Un estudio realizado por expertos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) reveló que modificar el horario del desayuno y de la cena, podría causar infarto cerebral y problemas cardiacos.
“Los resultados de nuestro estudio muestran que el hecho de tener unos hábitos de comidas tardíos realizando una primera comida más tarde de las nueve de la mañana o una cena más tarde de las nueve de la noche se puede relacionar con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, especialmente entre las mujeres”, indicó Anna Palomar, investigadora del ISGlobal.
De hecho, la investigación reveló que las personas que desayunan a las nueve de la mañana tienen 6 % más de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, en comparación con las que desayunan a las ocho de la mañana.
Entre tanto, aquellas personas que cenan tarde (después de las nueve de la noche), el riesgo de padecer enfermedades cerebrovasculares, como el ictus, aumenta en un 28 %, en comparación con quienes cenan antes de las ocho de la noche.
Además, señaló que “la hora a la que comemos juega un papel importante en nuestro metabolismo, ya que tiene influencia sobre el reloj interno de nuestro cuerpo”.
Adicional, añadió: “comer tarde en la noche puede interrumpir este reloj, lo que puede llevar a problemas cardiometabólicos como el aumento de peso, interrupciones en el metabolismo de los lípidos y una mayor inflamación. Asimismo, comer durante la fase de descanso del cuerpo, cuando los niveles de la hormona del sueño o melatonina están altos, podría conducir a la intolerancia a la glucosa y niveles más altos de azúcar en sangre. Ciertos estudios en animales muestran que retrasar la primera comida del día o comer tarde en la noche está relacionado con un aumento del peso corporal, de grasa en el hígado y alteraciones en la expresión génica relacionada con el metabolismo de los lípidos”.
Finalmente, de acuerdo con la investigación, una mayor duración del ayuno nocturno (el tiempo transcurrido entre la última comida del día y la primera del día siguiente) se asocia a un menor riesgo de enfermedad cerebrovascular, lo que respalda la idea de realizar la primera y la última comida del día más temprano.
“Los resultados son concluyentes con estudios experimentales y observacionales previos. Estos hallazgos sugieren que más allá de la calidad nutricional de la propia dieta, las recomendaciones relacionadas con los horarios de las comidas pueden ayudar a promover una mejor salud cardiovascular”, concluyó la experta.
Referencia
- Desayunar y cenar temprano podría reducir el riesgo cardiovascular - Instituto de Salud Global de Barcelona