El Alzheimer es un padecimiento que suele ser diagnosticado en pacientes después de los 65 años de edad, este puede desencadenarse por factores genéticos u hereditarios. Además, tener malos hábitos a lo largo de la vida en cuanto a alimentación y la actividad física pueden aumentar el riesgo de padecerlo.
Esta enfermedad afecta de manera directa la salud del cerebro del paciente, con el paso de los años, este no podrá llevar funciones vitales a cabo, debido a que el pensamiento, la memoria y el recuerdo son los factores más afectados, razón por la que la persona que padece de Alzheimer con el tiempo requerirá de un acompañamiento permanente.
Los primeros síntomas de los pacientes que han sido diagnosticados con esta patología se manifiestan cuando empiezan a olvidar acontecimientos que ocurrieron días e incluso horas atrás; por lo general, olvidan los nombres y el parentesco que tienen con las personas que los rodean y esto se debe a que las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje se ven afectadas, según explica la biblioteca nacional de medicina y salud de los Estados Unidos, MedlinePlus.
Un reciente estudio determinó que un síntoma temprano de la enfermedad se puede evidenciar en el intestino. Cabe mencionar que los síntomas son alteraciones que afectan la función normal del cuerpo y estas alertan a los especialistas acerca de una enfermedad o del posible desencadenamiento de una, esto ayudará a determinar su naturaleza y a poder implementar el tratamiento más oportuno para cada paciente.
Los especialistas que llevaron a cabo esta investigación determinaron que antes de que empiecen los síntomas cognitivos en el paciente; algunos padecimientos que ocurren en el intestino puede alertar al paciente de que está desarrollando Alzheimer.
El estudio se llevó a cabo por profesionales de la salud adscritos a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Washington de Medicina en St. Louis. Los hallazgos fueron publicados en la revista científica Science Translational Medicine.
Los científicos, en medio de su hallazgo, mencionaron que nunca nadie había analizado los microbiomas intestinales de un paciente con Alzheimer en etapa crítica. “Para cuando las personas tienen síntomas cognitivos, hay cambios significativos que a menudo son irreversibles”, dijo Beau M. Ances, MD, Ph.D., y coautor del estudio. “Pero si puede diagnosticar a alguien muy temprano en el proceso de la enfermedad, ese sería el momento óptimo para intervenir de manera efectiva con una terapia”.
En medio de esta investigación participaron pacientes con ningún tipo de afección cognitiva, los cuales proporcionaron muestras de heces, sangre y líquido cefalorraquídeo; llevaron un diario de alimentos; y se sometieron a escáneres cerebrales PET y MRI. De los 164 participantes, aproximadamente un 49 tenían signos de Alzheimer temprano.
Los profesionales pudieron determinar que las personas en la etapa más temprana de la enfermedad y antes de que se manifiesten los síntomas cognitivos, tienen una variedad de bacterias intestinales diferentes de las bacterias de las personas sanas.
“Todavía no sabemos si el intestino está influyendo en el cerebro o el cerebro está influyendo en el intestino, pero es valioso saber esta asociación en cualquier caso”, recalcó el otro coautor Gautam Dantas, Ph.D., profesor de Conan de Laboratorio y Medicina Genómica.
Los profesionales de la salud necesitarían de más estudios para determinar si alterar la microbioma intestinal podría evitar el desencadenamiento de la enfermedad. “Podría ser que los cambios en el microbioma intestinal sean solo una lectura de los cambios patológicos en el cerebro. La otra alternativa es que el microbioma intestinal esté contribuyendo a la enfermedad de Alzheimer, en cuyo caso, alterar el microbioma intestinal con probióticos o transferencias fecales podría ayudar cambiar el curso de la enfermedad”, finalizó.