La mayoría de las mujeres suelen tener algunos cambios en los senos en distintos momentos de la vida. Por ejemplo, antes o durante los periodos menstruales, las mamas suelen inflamarse, estar sensible y producir cierto dolor; o en el embarazo, es normal sentir pequeños bultos porque las glándulas que producen la leche están aumentando. Sin embargo, existen otras características que pueden ser un indicio de cáncer de seno.
De acuerdo con Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el cáncer de mama comienza en el tejido mamario y ocurre cuando las células de la mama cambian y crecen sin control a tal punto de formar un tumor. Normalmente, este tipo de cáncer ocurre cuando hay cambios en el material genético, pero a menudo se desconoce la causa exacta de dichos cambios genéticos.
Entre los síntomas más comunes con los que se puede percibir el cáncer de mama están: los bultos en los senos, el cambio del tamaño de la mama, piel escamosa o enrojecida, dolor en cualquier parte de la mama o secreción en el pezón. No obstante, estos no son los únicos signos de alarma para desarrollar cáncer de mama. Los investigadores de la Universidad de Linköping (Suecia) han demostrado que existen importantes diferencias biológicas entre los senos densos y los senos no densos en cuanto al crecimiento del cáncer en esta parte del cuerpo.
Lo anterior se basa en que no todos los senos son iguales en apariencia o composición. De hecho, los investigadores han relacionado que una persona con mayor densidad en los senos tiene un mayor riesgo de desarrollar cáncer de seno.
“El problema es que no sabemos qué hacer con las mujeres que tienen senos densos. Serían necesarios grandes estudios antes de introducir un programa de cribado para este tipo de mujeres, de forma que podamos identificar a las de mayor riesgo y seguirlas en el sistema sanitario”, señalan los expertos.
Características de los senos densos
Por lo general, la densidad de una mama depende del tejido conjuntivo, es decir, de todo lo que no sea tejido graso, ya que la fracción del tejido glandular es casi la misma en todas las mamas, densas o no densas. Cuando se practica una mamografía, el tejido glandular como el tejido conjuntivo aparece de color blanco, pero el cáncer también puede aparecer de este color, por lo que resulta difícil detectar los cambios cancerosos en los senos densos mediante este procedimiento.
Ante este escenario, los investigadores han desarrollado un método de resonancia magnética que puede medir la densidad mamaria y otros factores en los senos con mayor precisión para detectar a tiempo el cáncer de seno. Durante el estudio, 44 mujeres, algunas con senos densos y otras no, fueron sometidas a una resonancia magnética con contraste. Los investigadores también utilizaron la microdiálisis, en la que se introduce un delgado catéter en el tejido mamario para obtener muestras del líquido que rodea las células, también conocido como microambiente.
“Existen enormes diferencias biológicas entre los senos densos y no densos. Encontramos, por ejemplo, que el agente de contraste se difunde de manera diferente en los diferentes tipos de seno, lo que sugiere que los vasos sanguíneos se ven afectados”, indican los investigadores.
Cabe mencionar que aunque la investigación ha sugerido una relación entre los senos densos y el cáncer de mama, aún se requieren más investigaciones al respecto para determinar por completo si hay o no una relación entre estos factores. Pero es importante que las mujeres y hombres conozcan en tipo de tejido mamario que tiene en sus senos y consultar con un especialista en salud los riesgos a tener en cuenta.