El ejercicio y la alimentación balanceada deben hacer parte del proceso para alcanzar un bienestar óptimo y mantener un buen estado de salud. No obstante, la obsesión por alcanzar buenos resultados, los estereotipos corporales, las dietas restrictivas, entre otros factores, pueden generar alteraciones en la salud y trastornos mentales. De ahí la importancia de conocer el límite y centrarse en lo que verdaderamente es saludable.
En este sentido, uno de los trastornos que podría afectar a las personas que se preocupan en exceso por el físico es la vigorexia. Se trata de una patología mental basada en la alteración de la imagen corporal y la obsesión por la forma y la figura del cuerpo.
Aunque suele encontrarse más comúnmente en hombres, las mujeres tienen el mismo riesgo de presentarla, además, es habitual encontrar esta condición entre los 18 y 40 años.
Al respecto, Nidia Yineth Preciado, coordinadora de la maestría de Psicología Clínica en la Fundación Universitaria Sanitas, menciona que, “la vigorexia puede llevar a las personas a abusar de sustancias estimulantes, incluso, a la utilización de implantes para mejorar la figura, elementos que cambian la anatomía natural del cuerpo humano y pueden generar malformación muscular”.
Por tal motivo, se indican algunas señales que caracterizan la vigorexia:
- Notar imperfecciones o defectos en el cuerpo, a pesar de la normalidad de los mismos.
- Comportamientos repetitivos y compulsivos como mirarse constantemente al espejo o tomarse medidas del cuerpo y de los músculos para identificar cambios, así sean milimétricos.
- Alteraciones de la autoestima.
- Pérdida de interés en las actividades comunes, como espacios sociales, laborales y familiares.
Por otro lado, la alimentación, que es parte esencial para el bienestar y la salud de las personas, también puede generar trastornos si se cuida de manera excesiva lo que se consume.
El trastorno que se podría ocasionar es la ortorexia, una tendencia obsesiva que hace que las personas lleven pensamientos, ideas, comportamientos, entre otros, para cuidar al extremo la alimentación.
Esta condición no se debe confundir con llevar una dieta saludable o ser vegano o vegetariano, se identifica cuando la obsesión y la revisión de las características y composición de los alimentos es tal, que la decisión de consumo se basa en evitar un daño o cambio corporal a raíz de la comida.
La doctora Preciado, enfatizó de igual manera que, “las condiciones como la vigorexia y la ortorexia se presentan por la influencia del entorno, las redes sociales, la publicidad, entre otros, donde se propone un modelo ideal de hábitos, figuras y planes de alimentación que pueden ser perjudiciales para la salud”.
“Es importante tener en cuenta que no hay una receta mágica para vivir la vida, precisamente las orientaciones muy rígidas son las que dan lugar a este tipo de alteraciones”.
Este tipo de patologías son complicadas de identificar, sin embargo, la doctora Preciado enumera algunas de las acciones que pueden indicar que algo no está bien:
- Sobrepasar los límites de lo que se considera saludable: si existen cambios visibles y drásticos en la alimentación y el ejercicio, y estos son notados y percibidos por el entorno.
- Alteraciones físicas: manifestadas con fatiga muscular, desmayos y cambios hormonales.
- Uso de estimulantes: para aumentar masa muscular o rendimiento en los entrenamientos. Es necesario mencionar que estas sustancias pueden ser potencialmente peligrosas.
- Aislamiento social: Malestar emocional y frustración por no alcanzar los objetivos de alimentación y actividad física, y que lleven a las personas a interrumpir sus actividades cotidianas.