Tomar calcio, alimentos con vitamina D, hacer ejercicio y evitar el tabaco, son algunos de los consejos aportados por la Sociedad Española de Reumatología (SER) para los pacientes con osteoporosis, una enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad de masa ósea y que se estima que afecta a 2,5 millones de personas mayores de 50 años.
“La principal fuente de calcio en la dieta son los productos lácteos. Aunque ello es bien conocido, la población a menudo se pregunta si los productos lácteos descremados tienen menos cantidad de calcio o si todos los quesos tienen un mismo contenido. Es importante saber que los lácteos descremados aportan la misma cantidad de calcio y que los quesos con mayor contenido de calcio son los curados. En líneas generales, se necesita un aporte aproximado de un gramo de calcio al día para que un adulto tenga una buena salud ósea”, mencionan los expertos.
“Esto se puede conseguir, por ejemplo, con un litro de leche, si bien hay otras fuentes de calcio que pueden contribuir a alcanzar las necesidades diarias como los frutos secos (almendras, avellanas, nueces), legumbres (frijoles blancos, garbanzos), pescados (sardinas en lata con espinas), vegetales (berro, brócoli), semillas (sésamo) y tofu”.
Asimismo, se aconseja una exposición diaria al sol de cara, manos y brazos durante 10-15 minutos, si bien, la producción cutánea de vitamina D depende de la estación del año, la latitud geográfica, la hora del día, del color de la piel, la edad y del uso de cremas protectoras solares.
Ahora bien, la dieta también puede contribuir a adquirir las necesidades diarias, a partir de los alimentos enriquecidos con vitamina D (productos lácteos, cereales y margarina) y de la ingesta de pescados grasos. Así, es recomendable incluir en la dieta salmón, sardinas, atún y caballa, al igual que yema de huevo, ciertos hongos, especialmente los expuestos a la luz ultravioleta como el champiñón marrón o la seta crimini, además del hígado animal como el de ternera o cordero.
Del mismo modo, se requiere una ingesta adecuada de proteínas para la salud ósea, pero también para mantener la masa muscular, que es un factor importante en la prevención del riesgo de caídas. Adicionalmente, se recomienda una dieta sana con frutas y vegetales que son fuentes de vitamina K (hortalizas de hoja verde, verduras como el brócoli y frutas como el kiwi) y magnesio (hortalizas de hoja verde, semillas de calabaza y lino, almendras). La dieta también debería proporcionar zinc y vitamina B.
También es aconsejable realizar ejercicio físico de impacto para mantener una buena salud muscular y ósea. Así, el tipo de ejercicio más recomendable es caminar, correr o hace ejercicio aeróbico de bajo impacto (si la salud del paciente lo permite), mientras que no son aconsejables los saltos en pacientes que han sufrido fracturas vertebrales y se deberían sustituir por caminar, con el objetivo de reducir un impacto excesivo en la columna.
La práctica de bicicleta o la natación, que no implican contacto con el suelo, son recomendables para la salud en general, pero tienen poco efecto en el mantenimiento de la masa ósea. Los programas de ejercicio físico generalmente incluyen 20 a 30 minutos practicados de forma regular, 2-3 días a la semana, siempre adaptados a las características de la persona.
Los ejercicios más recomendados son los isométricos, de estiramiento y los de extensión de la columna para fortalecer la parte superior de la espalda. Se deben evitar los ejercicios de alto impacto y los que impliquen flexión y torsión extrema del tronco. También tener cuidado con las actividades que pueden requerir determinadas posturas como el golf, el tenis, los bolos y algunas posiciones de yoga.
*Con información de Europa Press.