Se trata de un paciente que vivió con la enfermedad durante 34 años y que fue tratado con los medicamentos antirretrovirales típicos para el VIH. El hombre, de 66 años, sufrió leucemia y recibió un trasplante de médula ósea de un donante resistente al virus, y luego de 17 meses se curó.

El caso fue reportado por un grupo de médicos del centro integral de tratamiento para el cáncer City of Hope, en Duarte, California. El paciente, que prefirió mantenerse en el anonimato, de acuerdo con lo que señala el comunicado, manifestó estar muy agradecido de estar libre de sida. “Cuando me diagnosticaron VIH en 1988, como a muchos otros, pensé que era una sentencia de muerte. Nunca pensé que viviría para ver el día en que ya no tengo VIH”, dijo.

El paciente interrumpió su medicación, luego de ser diagnosticado con leucemia. El equipo médico decidió que lo mejor para él era un trasplante de médula y así reemplazar las células sanguíneas cancerosas. El donante resultó siendo naturalmente resistente al virus del VIH.

Luego de 17 meses de ser monitoreado, el paciente reportó, tras la cirugía, no tener sida. Los niveles de VIH se volvieron indetectables en su cuerpo. “Nos emocionó informarle que el VIH está en remisión y que ya no necesita tomar la terapia antirretroviral que había recibido durante más de 30 años”, dijo la médica Jana Dickter, especialista en enfermedades infecciosas en City of Hope.

No es el primer caso

Sin duda, esta es una gran noticia para la ciencia, pues según el grupo médico, el paciente de California sería el cuarto caso en el mundo. Ya en 2011 trascendió la historia de Timothy Ray Brown, conocido como el ‘paciente de Berlín’, pues fue la primera persona en curarse de VIH. Brown murió en 2020 víctima de un cáncer.

Sin duda, el trasplante de médula ósea se alza como una nueva esperanza médica, pero los científicos aclaran que tampoco va a significar la gran revolución en el tratamiento del sida que esperan recibir los 38 millones de infectados en el mundo.

“Es un procedimiento complejo con importantes efectos secundarios potenciales. Por lo tanto, en realidad no es una opción adecuada para la mayoría de las personas que viven con el VIH”, explicó Dickter.