El latido cardíaco es la contracción del corazón para bombear sangre a los pulmones y el resto del cuerpo, según detalla el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés). Así mismo, precisa que el sistema eléctrico de este órgano determina la velocidad de su latido.
El pulso es la frecuencia con la que late el corazón, por lo que también se le conoce como frecuencia cardíaca. Este puede ser hallado sin necesidad de un monitor ubicando los dedos índice y medio sobre la arteria ubicada en la parte interior de cualquiera de las muñecas, justo debajo del pulgar.
Aquel sutil golpeteo que se siente en esa zona del cuerpo permite tener una lectura superficial del pulso de la persona. “Mire el segundero o configure un cronómetro o reloj y cuente cuántos latidos siente en 30 segundos. Duplique ese número para conocer su frecuencia cardíaca, o pulso, en un minuto”, anota el NHLBI.
Estando en reposo la frecuencia cardíaca normal es de 60 a 100 latidos por minuto. Por su parte, cuando se hace ejercicio, el corazón late más rápido y la frecuencia cardíaca se acelera, de manera que se pueda obtener más oxígeno para los músculos.
La frecuencia cardíaca también varía en función de la edad del individuo. Según detalla el Instituto Nacional de Salud, estos son los valores normales:
- Recién nacidos a 1 mes: 70 a 190 latidos por minuto.
- Bebés de 1 a 11 meses: 80 a 160 latidos por minuto.
- Niños de 1 a 2 años: 80 a 130 latidos por minuto.
- Niños de 3 a 4 años: 80 a 120 latidos por minuto.
- Niños de 5 a 6 años: 75 a 115 latidos por minuto.
- Niños de 7 a 9 años: 70 a 110 latidos por minuto.
- Niños de 10 años y más: 60 a 100 latidos por minuto.
¿En qué escenario el pulso deja de ser normal?
La enciclopedia médica Medline Plus expone que si la frecuencia cardíaca es rápida (más de 100 latidos por minuto) se denomina taquicardia, mientras que una frecuencia cardíaca de menos de 60 se denomina bradicardia. De igual manera, anota que un latido cardíaco adicional fuera de ritmo se conoce como extrasístole.
Si bien las palpitaciones no son graves la mayoría de las veces, las sensaciones que representan un ritmo cardíaco anormal (arritmia) pueden ser más serias, según advierte la fuente citada. En ese sentido, referencia algunas afecciones que aumentan la probabilidad de tener un ritmo cardíaco anormal:
- Enfermedad cardíaca conocida en el momento en que las palpitaciones comienzan.
- Factores de riesgo significativos para cardiopatía.
- Una válvula cardíaca anormal.
- Una anomalía electrolítica en la sangre, por ejemplo, un nivel bajo de potasio.
En general, las variaciones en las palpitaciones cardíacas pueden verse influenciadas por la ansiedad, el estrés, el pánico o miedo, el consumo de cafeína, cocaína, metanfetamina u otras drogas estimulantes. También la ingesta de ciertos medicamentos, pastillas para adelgazar, el ejercicio, la fiebre y el consumo de nicotina.
No obstante, las palpitaciones anormales también incluyen causas más serias, como enfermedades cardíacas, una válvula cardíaca anormal, el nivel anormal de potasio en la sangre, hipertiroidismo y bajo nivel de oxígeno en la sangre.
Teniendo en cuenta los múltiples factores que pueden incidir en la variación de la frecuencia cardíaca, es recomendable acudir a un profesional de la salud ante la aparición de cualquier síntoma sospechoso. De esta manera, será posible establecer un diagnóstico preciso y determinar el tratamiento adecuado.
Con el objetivo de reducir el riesgo de afectar la frecuencia cardíaca normal, Medline Plus comparte algunas recomendaciones básicas en su sitio web:
- Reducir la ingesta de cafeína y nicotina.
- Aprender a reducir el estrés y la ansiedad.
- Realizar ejercicios de respiración o relajación profunda.
- Practicar yoga, meditación o taichí.
- Hacer ejercicio de manera regular.
- No fumar.