Las palpitaciones son latidos cardíacos que se perciben de manera acelerada, y pueden sentirse en el pecho, la garganta o el cuello. Normalmente se desencadenan como consecuencia del estrés, el ejercicio, los medicamentos y en escasas oportunidades son resultado de una afección médica, precisa el instituto Mayo Clinic.

“Si bien las palpitaciones cardíacas pueden generar preocupación, por lo general, no hacen daño. En casos poco frecuentes pueden ser síntoma de una afección cardíaca más grave, como latido cardíaco irregular (arritmia), que podría requerir tratamiento”, asegura la mencionada institución.

De acuerdo con los expertos, normalmente el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto. Sin embargo, en las personas que realizan ejercicio de manera regular o toman medicamentos para reducir el ritmo cardíaco, la frecuencia puede caer por debajo de 60 latidos por minuto.

Cuando la frecuencia cardíaca es muy alta y se presentan más de 100 latidos por minuto, a esto se le denomina taquicardia, precisa la biblioteca médica Medline Plus; mientras que si está por debajo de los 60, se le conoce como bradicardia.

Es común que una persona pueda tener palpitaciones en la noche. Información del portal Healthline indica que si se duerme de un lado se puede ser más susceptible a esta situación debido a la forma en que el cuerpo se dobla y cómo la presión se acumula internamente.

Otra situación que puede presentarse es que las palpitaciones se sienten por la noche, pero en realidad ocurren durante todo el día, solo que se evidencian cuando la persona se acuesta debido a niveles de ruido más bajos y menos distracciones.

Los síntomas de las palpitaciones cardíacas pueden ser preocupantes si son inesperados o si no se han experimentado antes. Algunas de estas señales se reflejan en la sensación de un pulso irregular o que el corazón se detuvo por un breve momento, la sensación de “agitación” en el pecho y un ritmo cardíaco rápido o fuerte.

De acuerdo con los expertos de Mayo Clinic, las palpitaciones cortas e infrecuentes por la noche generalmente no son motivo de alarma. Sin embargo, es recomendable buscar atención médica inmediata si se presentan junto con dificultad para respirar, desvanecimiento o pérdida del conocimiento, dolor en el pecho y sensación de aturdimiento.

Causas

Las causas no siempre son claras, pero las más comunes, de acuerdo con los especialistas, están relacionadas con respuestas emocionales fuertes, como estrés, ansiedad o ataques de pánico, depresión, actividad física extenuante; estimulantes, como la cafeína, la nicotina, la cocaína, las anfetaminas y algunos medicamentos, fiebre, cambios hormonales y problemas con la hormona tiroidea.

En pocos casos, las palpitaciones cardíacas pueden ser signo de un problema grave, como un ritmo cardíaco irregular, a lo que se le conoce como arritmia, que puede provocar un latido cardíaco muy rápido (taquicardia), uno inusualmente lento (bradicardia) o uno que varía del ritmo cardíaco habitual o una combinación de las tres.

La alimentación puede influir en el funcionamiento del corazón y el sistema circulatorio. | Foto: Peter Dazeley | Getty Images

Factores de riesgo

Hay varios factores de riesgo para que esta situación se presente, según el portal Healthline. Por ejemplo, estimulantes como la cafeína, la nicotina y algunos medicamentos de venta libre. También afecciones médicas, como anemia, presión arterial baja, azúcar baja en la sangre o enfermedad tiroidea; el consumo de chocolate, el alcohol y la falta de sueño.

De igual forma, puede incidir la depresión o ansiedad, el estrés, la fiebre, ejercicios rigurosos y los cambios en las hormonas debido al embarazo, la menopausia o la menstruación.

Los especialistas indican que la mejor forma de prevenir que estas palpitaciones se presenten y se evidencien especialmente en la noche es evitando los desencadenantes. Por ejemplo, si una persona fuma o bebe mucho, es importante que considere dejar de hacerlo o reducir su consumo.

Adicionalmente, un método para identificar los desencadenantes es hacer un seguimiento y de esta forma determinar las causas para tratar de evitarlas, pues la mayoría de ellas pueden cambiarse o minimizarse con la adopción de prácticas saludables.