Una investigación hecha por la Associated Press en julio pasado encontró casos de abuso de muchas monjas en  Europa, Asia, África y Sur América. A pesar de eso, las víctimas nunca recibieron apoyo, ni los culpables algún castigo por sus acciones. Más tarde, en noviembre,  otra organización denunció públicamente la cultura de silencio y secreto que contribuyó al abuso y urgió a las religiosas a reportar sus historias a las autoridades. Pero la semana pasada una revista del Vaticano que reporta sobre asuntos de mujeres en la iglesia católica habló por primera vez de que, ante el abuso de muchas monjas, estaban abortando o teniendo los hijos de los curas que las violaban. El escándalo alcanzó una dimensión mundial ayer cuando por primera vez el sumo pontífice admitió que todas esas denuncias eran ciertas. Lo hizo a bordo del avión papal durante el vuelo de regreso de los Emiratos Árabes Unidos a Roma ante la pregunta de uno de los reporteros que viajaba con él. “Si, hay sacerdotes que han hecho eso”, contestó. Y al hacerlo abrió un nuevo capítulo en la serie de escándalos que ha tenido que enfrentar la iglesia en el último año en donde también hay casos de pederastia.   Lea también: La Santa Sede abre una nueva investigación de posibles abusos sexuales en El Vaticano  En esta ocasión las víctimas son las monjas que durante mucho tiempo habían tratado de llamar la atención de la opinión pública sin éxito. Pero muchos creen que el movimiento Me too y los escándalos de abuso sexual de los niños hizo que el vaticano no pudiera ignorar más el asunto. Sin embargo, la actitud del papa fue lo suficientemente fuerte como para calmar los ánimos de los creyentes desilusionados. Francisco dijo que era un problema recurrente y que estaba trabajando en el asunto con la suspensión de algunos sacerdotes. “¿Deberíamos hacer más? Si?”. “¿Tenemos la voluntad?  Si, es un camino que hemos ya empezado”, dijo a la prensa. Aunque el abuso sexual de los niños es un tema mucho más sensible, muchas mujeres han destacado que el de las monjas no puede ignorarse pues este tipo de actos puede culminar en un embarazo, lo que conlleva a otros problemas como el aborto o al nacimiento de niños que no son reconocidos por sus padres, los sacerdotes. Según Lucetta Scaraffia, una feminista que ha escrito artículos sobre el tema, este abuso tiene su fundamento en el poder que la iglesia le ha dado a los sacerdotes. Y a pesar de que las denuncias se han incrementado en los últimos años, ha sido un tema de siempre. Durante el papado de Benedicto, la iglesia disolvió el grupo conocido como Hermanas contemplativas de Saint Jean, una orden pequeña en Francia,  porque su fundador estableció una especie de esclavitud sexual con las monjas de dicha comunidad. Según el papa Francisco estos curas fueron removidos de la iglesia. Le podría interesar: Las acusaciones de agresiones sexuales contra el tesorero del Vaticano En la década de los años 90, muchos casos provenían de África, en donde los sacerdotes obligaban a las monjas a tener relaciones sexuales. Una de las hermanas, Maura O’Donohue, escribió el caso de sacerdotes en Malawi que dejaron embarazadas a casi 30 hermanas en una congregación y cuando ellas se quejaron, las hermanas fueron transferidas por sus superiores. Por eso, las mujeres activistas de esta causa aconsejan a las monjas no reportar los casos a la iglesia sino a las autoridades.   Otro caso conocido ha sido el de Chile donde un grupo de hermanas fueron removidas de la orden a la que pertenecían tras reportar abusos por parte de los curas. Y el año pasado, una hermana en India acusó a un obispo de violarla en repetidas ocasiones entre 2014 y 2016. La hermana lo reportó a la policía y el sacerdote está libre bajo fianza pero su juicio continúa. Ante esta realidad, muchos están indignados con las palabras del papa pues admitirlo no es suficiente para muchas de ellas que quieren que el sumo pontífice tome serias acciones frente a sus victimarios.