La parálisis de Bell, comúnmente conocida como parálisis facial, es una debilidad repentina en los músculos faciales, donde por lo general una parte de la cara queda con muy poco movimiento, o movimiento casi nulo. “La debilidad hace que la mitad de la cara se vea caída. La sonrisa se dibuja de un solo lado y uno de los ojos no cierra por completo”, explica Mayo Clinic.
De acuerdo con la entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, los signos y síntomas de la parálisis de Bell aparecen de repente y pueden incluir los siguientes: comienzo repentino de debilidad leve a parálisis total de un lado de la cara, que puede ocurrir en cuestión de horas o días; caída de un lado de la cara y dificultad para hacer expresiones faciales, como cerrar un ojo o sonreír; babeo; dolor de mandíbula o dentro o detrás de la oreja del lado afectado; aumento de sensibilidad al sonido en el lado afectado; dolor de cabeza; pérdida del sentido del gusto; y producción excesiva o escasa de lágrimas y saliva. “Con menos frecuencia, la parálisis de Bell puede afectar los nervios de ambos lados de la cara”, precisa.
La parálisis facial puede ocurrir a cualquier edad y, hasta la fecha, no se sabe con certeza cuál es la causa exacta que la provoca, aunque Mayo Clinic afirma que a menudo está relacionada con una infección viral. En ese sentido, los virus que se han vinculado a la parálisis de Bell incluyen los que causan: herpes labial y herpes genital (herpes simple); varicela y culebrilla (herpes zóster); mononucleosis infecciosa (Epstein-Barr); infecciones por citomegalovirus; enfermedades respiratorias (adenovirus); sarampión alemán (rubéola); paperas; gripe (influenza B); enfermedad de manos, pies y boca (coxsackievirus).
“El nervio que controla los músculos faciales atraviesa un conducto angosto de hueso hasta llegar a la cara. En la parálisis de Bell, ese nervio se inflama e hincha, normalmente relacionado con una infección viral. Además de los músculos faciales, el nervio influye en el lagrimeo, la salivación y el sentido del gusto, y afecta a un pequeño hueso que se encuentra en el medio del oído”, describe la entidad sin ánimo de lucro.
En la mayoría de los casos, la parálisis facial es temporal y los síntomas empiezan a mejorar al cabo de unas semanas, logrando la recuperación completa en unos seis meses. Pese a lo anterior, Mayo Clinic señala que existe una pequeña cantidad de personas que continúan teniendo los síntomas de la parálisis de Bell de por vida, y aclara que es poco frecuente que esta parálisis vuelva a presentarse.
El tratamiento de esta afección varía según el paciente, mientras algunos médicos pueden sugerir el consumo de algunos medicamentos como corticosteroides o antivirales, otros pueden inclinarse por la fisioterapia para ayudar a acelerar la recuperación de la persona. La cirugía rara vez es la solución para tratar la parálisis de Bell.
Entre tanto, estos son los tratamientos y cuidados que, según Mayo Clinic, deben tener los pacientes en casa:
- Proteger el ojo que no se puede cerrar: utilizar gotas lubricantes para los ojos durante el día y un ungüento en la noche ayudará a mantener el ojo humectado. Utilizar lentes o gafas durante el día y un parche en el ojo durante la noche puede ayudar a evitar que la persona se toque o se rasque el ojo.
- Tomar analgésicos de venta libre: “La aspirina, el ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) o el acetaminofén (Tylenol u otros) pueden ayudar a aliviar el dolor”, asegura la entidad.
- Realizar los ejercicios de fisioterapia: hacer masajes y ejercicios en el rostro de acuerdo con las recomendaciones del fisioterapeuta pueden ayudar a relajar los músculos faciales.