Los parásitos se caracterizan por ser organismos que se alimentan de nutrientes que obtienen de otros. Pueden vivir en el aparato digestivo, causar enfermedades y afectan a millones de personas en todo el mundo, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Este padecimiento normalmente se presenta por ingerir agua contaminada o al consumir alimentos que contienen bacterias. Los niños están más expuestos a obtener parásitos, pues es posible que se infecten tocando una superficie contaminada y llevándose los dedos o las manos a la boca.
Los especialistas aseguran que muchas de las infecciones parasitarias desaparecen solas o son fáciles de tratar. Sin embargo, no sucede lo mismo cuando se presenta esta problemática en personas con sistemas inmunológicos débiles, pues es posible que cause complicaciones graves.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), indican que las infecciones parasitarias tienen la posibilidad de generar diversas enfermedades y en los climas de trópico o templados, las personas son más susceptibles. Según la citada fuente, de todas las enfermedades parasitarias, la malaria es la que produce más muertes en el mundo.
Beneficios de la artemisa
Como siempre, la alimentación es clave para aliviar la afección y algunos trucos caseros contribuyen en ese propósito. En este caso es posible ingerir té de artemisa, una planta a la que también se le conoce como ajenjo chino, según el portal Nutrición y Farmacia de España. Su poder para combatir lombrices y parásitos internos se sustenta en sus propiedades antibacterianas, antihelmínticas y vermífugas, por lo que, según se dice en la cultura popular, puede eliminar los parásitos tanto del tubo digestivo, como del intestino.
Para elaborar una bebida con esta hierba se requiere de: 20 gramos de hojas de artemisa y un litro de agua hirviendo. Se agregan las hojas en el agua y se deja reposar el tiempo que sea necesario. Luego se cuela y se toma tres veces al día, de acuerdo con el portal de bienestar y salud Tua Saúde.
Otros tés que ayudarían en el control de los parásitos y lombrices son los de anís, cúrcuma, ruda con semillas de papaya, el ajo, la hierbabuena y el paico.
¿Qué otros beneficios brinda la artemisa?
Información del portal Salud Mapfre indica que esta planta es especialmente rica en un aceite esencial que está compuesto por Thuyona, cineol y eucaliptol principalmente, además de resinas, mucílago, flavonoides como el quercetósido, cumarinas y lactonas. Asimismo, las hojas son ricas en vitaminas A, B y C. Esta composición le confiere las siguientes propiedades:
- Reduce los dolores menstruales mitigando los calambres pélvicos.
- Regula el ciclo menstrual en trastornos ginecológicos.
- Alivia los síntomas de la menopausia.
- Mitiga los vértigos y los mareos.
- Se le atribuye un notable efecto protector sobre el hígado y la vesícula, ya que favorece la secreción de bilis y la eliminación de residuos tóxicos y metales pesados.
- Mejora las digestiones lentas y pesadas.
- Ayuda a absorber mejor los nutrientes de los alimentos
- Evita la aparición de náuseas y formación de gases.
- Alivia los cólicos.
- Estimula la función de los riñones y combate la retención de líquidos.
- Purifica la sangre y facilita la eliminación de toxinas.
- Tiene propiedades antidepresivas.
- Combate la fatiga física y mental gracias a su acción tonificante.
- Es expectorante, por lo que está indicada en los resfriados, las gripas y las bronquitis.
Señales de la presencia de parásitos
La Biblioteca de Medicina indica que las principales señales de que se tienen parásitos son las siguientes:
- Diarrea que dura más de unos pocos días.
- Dolor abdominal.
- Sangre o moco en las heces.
- Náuseas y vómitos.
- Gases.
- Fiebre.
- Pérdida de peso.
Los especialistas aseguran que en muchas oportunidades los síntomas desaparecen sin tratamiento y no se necesitan pruebas médicas para determinar la presencia de parásitos. Sin embargo, hay factores de riesgo a los cuales también se debe prestar atención:
- Edad: los bebés y los adultos mayores tienen sistemas inmunológicos más débiles. Esto hace que las infecciones sean más peligrosas.
- Enfermedad: algunas enfermedades, como el VIH, el sida o el cáncer, pueden debilitar el sistema inmune.
- Ciertos medicamentos: algunas enfermedades que se tratan con medicamentos afectan el sistema inmunitario. Esto hace que las infecciones parasitarias sean más riesgosas.
- Empeoramiento de los síntomas: si los síntomas no mejoran con el tiempo, es posible que el paciente requiera de medicamentos u otro tratamiento específico para hacerle frente a los parásitos.
Tipos de parásitos
Los parásitos más comunes que se desarrollan en el organismo son, según información de la compañía de salud Sanitas, de España, los oxiuros, áscaris y giardia lamblia. Los primeros son los más frecuentes y afectan habitualmente a niños, que pueden contagiar a personas adultas.
Se trata de unos pequeños gusanos de un tamaño aproximado de un centímetro, cuya hembra deposita los huevos durante la noche en la zona perianal, diseminándose posteriormente por las sábanas, la ropa interior y, a través de las manos del niño.
En el caso de los áscaris, estos se contagian cuando los menores comen tierra infectada con sus huevos, que luego se eliminan a través de las heces.
Y, por último, están los giardia lamblia, que el hombre tiene como reservorio natural, viven en el intestino y son frecuentes en niños que acuden a guarderías y colegios en una franja de edad de entre dos y seis años, pues se transmiten de persona a persona.
¿Cómo prevenirlos?
El portal Cinfasalud, de España, brinda algunas recomendaciones para prevenir el desarrollo de parásitos intestinales, controlar la propagación de los huevos y prevenir la transmisión de la infección:
- Lavarse las manos con frecuencia. Es importante que a los niños se les laven también, especialmente después de ir al baño y antes de comer.
- No a las manos al rostro. Cuando las manos están sucias es importante no acercarlas a la boca y a la nariz.
- Tener las uñas cortas y limpias. Con esto se evita que los huevos se alojen en ellas. Es clave mantener muy aseadas las de los niños.
- Utilizar pijamas cerradas. Esta es una alternativa especialmente para los niños con el fin de evitar, que si se rascan, los huevos entren en contacto con sus manos.
- Desinfectar la ropa. Lavar a temperaturas superiores a 55º y aplicar desinfectantes. Tanto la ropa de cama, como el pijama, la ropa interior o toallas que hayan estado en contacto con el paciente, deben ser lavadas con frecuencia y a temperaturas elevadas.
- Limpiar las frutas y verduras. Con ello se previene el riesgo de infección a través de este tipo de productos frescos que puedan haberse contaminado con aguas residuales.