Un insólito hecho prueba el miedo que ha generado el brote de coronavirus en China, que este lunes la Organización Mundial de la Salud elevó a la categoría de amenaza alta: una pareja decidió abandonar a sus hijos en una sala de abordaje cuando a uno de ellos no le permitieron viajar por ser sospechoso de tener la enfermedad. De acuerdo a los testigos del hecho, en el Aeropuerto Internacional Lokou Nakín, uno de los dos pequeños tenía fiebre y los funcionarios del terminal aéreo decidieron que no era apto para viajar en el vuelo MF8040 de Xiamen Airlines con destino a Changsha, en la provincia de Hunan. Según los especialistas, uno de los síntomas del coronavirus es tener una temperatura superior a los 38 grados como era el caso del niño al que se le prohibió ingreso al avión. Lo increíble fue que a los padres no les importó la situación y decidieron continuar con su itinerario dejando a sus dos hijos en el camino.

En un comienzo, la pareja trató de bloquear la sala de abordaje pero ante la negativa de los funcionarios del aeropuerto desistieron de su protesta dejando a sus hijos atrás y subiendo al avión. “Los padres pudieron abordar el avión pero los niños fueron dejados ahí (en la sala de abordaje)”, señaló uno de las personas presentes en el aeropuerto al diario The Sun. En ese momento varios testigos tomaron las fotos de los niños que se quedaron solos y que fueron difundidas por la red social Weibo. Ante la gravedad de la situación, la Policía intervino y medió entre los padres y la aerolínea, que finalmente permitió que los menores subieran al vuelo a pesar de las protestas de los otros pasajeros que no querían al niño enfermo a bordo. El incidente duró cerca de dos horas cuando llegó la mediación de dos miembros de la Policía en el aeropuerto, que hizo un comunicado al respecto.  Este lunes se dio la primera muerte por el coronavirus en Pekín, con lo que van más de 80 fallecidos, mientras la OMS elevó la amenaza internacional de la epidemia a "alta". "Estamos en estrecha comunicación con China sobre el virus", tuiteó el presidente estadounidense Donald Trump, antes de agregar que había ofrecido "cualquier ayuda que sea necesaria" al gigante asiático que ha cerrado a cal y canto numerosas ciudades para impedir su propagación. Mongolia se convirtió en el primer país que cierra las carreteras que le unen a China. Las personas procedentes de la provincia china de Hubei, la más afectada, no podrán entrar en Malasia, y Alemania y Turquía desaconsejaron a sus ciudadanos que viajen a China, mientras  Francia y Estados Unidos preparan la evacuación de sus ciudadanos.

El número de víctimas mortales se eleva ya a 82 y el de casos confirmados oficialmente son ya más de 2.700, incluido un bebé de nueve meses. Medio centenar de enfermos han sido censados en el resto del mundo, donde una docena de Estados desde Asia a Australia, pasando por Europa o América del Norte, han sido alcanzados por el virus. La crisis hace temer una mayor fragilización de la economía china, e incluso mundial. Las principales bolsas mundiales cayeron más del 2% este lunes en Japón y en Europa, mientras en Nueva York operaba en rojo. Asimimismo, varios competiciones deportivas internacionales programadas en territorio chino fueron anuladas, aplazadas o desplazadas. La última, la Vuelta ciclista a Hainan, que se iba a celebrar a finales de febrero. La dimensión de la amenaza de propagación la esbozó el alcalde de Wuhan, epicentro del nuevo virus aparecido en diciembre: unos 5 millones de habitantes, casi la mitad de la población, se habían desplazado para pasar las fiestas del Año Nuevo que se celebró el sábado. El cierre a cal y canto de esta ciudad desde el jueves le daba un aire fantasmagórico. La mayoría de los comercios están cerrados y los vehículos no esenciales no pueden circular, constató un equipo de la APF. "Cada día estoy más preocupado", reconoció el estudiante vietnamita Do Quang Duy, de 32 años. "¡Venga Wuhan!" rezaba un cartel luminoso en un rascacielos de la ciudad en un intento de levantar el ánimo de la población que debe permanecer encerrada en sus casas. El primer ministro chino, Li Keqiang, llegó el lunes a Wuhan, primera visita de un dirigente del régimen comunista a la ciudad desde el comienzo de la epidemia en diciembre. En las imágenes difundidas por el gobierno, el primer ministro aparece con una bata de plástico azul y una mascarilla, examinando datos de un paciente en la cama de un hospital. En los hospitales de Wuhan, la situación es caótica: los pacientes tienen que esperar horas antes de poder ver a un médico. Ante esta situación, se están construyendo dos hospitales de un millar de camas cada uno, que estarán listos en el tiempo récord de menos de dos semanas.

"La capacidad de propagación del virus se reforzó", indicaron funcionarios sanitarios chinos, aunque dijeron que este nuevo coronavirus "no es tan potente" como el virus del SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), origen de una mortal epidemia entre 2002 y 2003, que dejó cerca de 750 muertos. Dirigentes chinos de la provincia de Hubei son blanco de críticas en las redes sociales, donde son tachados de incompetentes o ridiculizados por su gestión de la epidemia. Unos comentarios poco habituales en China, donde las críticas a las autoridades suelen estar censuradas. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, era esperado en Pekín. Su organización, que renunció por el momento a declarar "emergencia internacional", revisó a "alta" la amenaza de la epidemia a nivel mundial. Investigadores de Hong Kong estimaron que el número de casos podría superar ya los 40.000 y que el número de contagios podría duplicarse cada seis días, por lo que consideraron que los gobiernos deben tomar medidas "draconianas" para limitar los desplazamientos de la población y detener la propagación de la epidemia. Las autoridades sanitarias estadounidenses informaron el lunes que secuenciaron los genomas de dos de los primeros casos en Estados Unidos del coronavirus, denominado 2019-nCoV, y confirmaron que el virus era el mismo que el detectado en China.

El retrato robot del coronavirus empezó a esbozarse: es menos mortal que el SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), pero más transmisible -al parecer incluso antes de la aparición de los síntomas- mientras que la comparación con su pariente arroja pistas sobre cómo combatir la epidemia. *Con información de AFP.