De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1.500 millones de personas viven con algún grado de pérdida de audición, una condición que puede ser discapacitante si el paciente presenta una pérdida superior a 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor.

Según la organización, la prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad, motivo por el que, entre los mayores de 60 años, más del 25 % padece una pérdida de audición discapacitante; quienes en la medida de sus posibilidades deben someterse a servicios de rehabilitación para que su vida retorne a la normalidad.

Ese es el caso de Guillermo Rodríguez, un hombre que perdió la audición de su oído derecho a sus 59 años de edad. Según relata, una de las cosas que más empezó a extrañar al padecer esta afección, fue la voz de su hijo Nicolás, además de los sonidos que inundan los auditorios durante las conferencias que acostumbra a dictar sobre liderazgo y habilidades gerenciales; una situación que describe como dramática.

En su caso, el síntoma que lo alertó sobre una posible falla en su audición, fue el tinnitus (acúfenos), definido como ruidos o zumbidos inusuales en los oídos, que puede llegar a ser inhabilitante si no tratado apropiadamente. Este síntoma también lo han padecido algunos artistas, entre ellos el cantante mexicano Luis Miguel, quien comenzó a sentirlo en un concierto que dio hace unos años en Lima, Perú.

“Es una situación complicada, pero tienen que pensar que yo empecé a los 9 años con esta carrera: con la música, los decibeles, los conciertos. Son más de 30 años expuesto a sonidos muy fuertes. Tuve que pasar por un tratamiento y afortunadamente ya estoy mejor”, le dijo al respecto Luis Miguel al diario argentino Clarín en 2015.

De este modo, Rodríguez empezó a perder paulatinamente la audición y con ello, a exponerse a circunstancias incómodas al no entender con claridad qué le preguntaban en medio de reuniones, así como a alzar mucho la voz al dirigirse a otras personas.

“Empecé a perder la audición sin darme cuenta. Personas cercanas me decían que hablaba muy fuerte y cada vez oía menos por el oído derecho. Me afectaba la identificación de la fuente sonora: cuando alguien me hacía preguntas en medio de una conferencia me costaba trabajo saber quién lo hacía, muchas veces me daba cuenta por lectura de labios”, relata Guillermo, quien en un comienzo pensó que podría tratarse de una afección denominada schwannoma intracoclear- una especie de tumor benigno en la cóclea, parte “auditiva” del oído interno que se asemeja a la caparazón de un caracol en forma de espiral y que se encuentra dentro del oído.

“Empecé a usar audífonos y después me di cuenta que cada vez más iba perdiendo la audición”, señala este hombre, quien en 2016 luego de no escuchar los sonidos muy agudos, y luego los graves, perdió totalmente la audición del oído derecho.

Dadas las circunstancias, Rodríguez, afectado por la situación dado que “en ambientes sonoros, como en un restaurante, en donde hay ruido de conversaciones de las personas, cubiertos y música”, le era “muy difícil entender y mantener una conversación cercana”, decidió iniciar un tratamiento que según relata, la ha ayudado a recuperar la confianza y a mantener conversaciones sin inconvenientes.

“Me pusieron un implante coclear el 22 de febrero de 2019. Volví a nacer. Lo primero que quise hacer fue conversar con mi hijo Nicolás, sobre lo que le apasiona hoy en día, su carrera de administración de empresas”, relata.

Al respecto de la necesidad de que las personas atiendan con mayor prontitud la aparición repentina de pitidos y señales que podrían indicar una posible pérdida auditiva, Andrea Bravo, directora Clínica para MED-EL, empresa especializada en la fabricación de soluciones auditivas, resaltó la importancia de acudir a un experto a la primera señal de alarma.

“Infortunadamente como no tenemos esa cultura de detección ante la pérdida auditiva, vemos señales de alerta cuando la persona empieza a pedir que le repitan las palabras, dejan de escuchar ruidos de frecuencias altas como las voces femeninas o los timbres de un teléfono”, indicó.

Ahora bien, puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, ciertas enfermedades infecciosas, otitis crónicas, exposición a sonidos fuertes, uso de medicamentos ototóxicos y envejecimiento, explica la OMS, enfatizando además, que esta afección puede evitarse mediante estrategias de salud pública e intervenciones clínicas que se realicen a lo largo del curso de la vida.

En Colombia. se calcula que existen cerca de 5 millones de personas en riesgo de pérdida auditiva, que pueden verse impactadas por factores externos como el tráfico de las ciudades, el ruido de los aviones y actualmente, el alto volumen y mayor tiempo de exposición a los aparatos tecnológicos, motivo por el que es importante estar atentos a las causas así como a las señales, para evitar que esta enfermedad afecte aspectos importantes de la vida de la personas.

“Es fundamental prevenir la pérdida de audición a lo largo del curso de la vida, desde periodos prenatales y perinatales hasta edades avanzadas. En los niños, casi el 60 % de la pérdida de audición se debe a causas evitables que pueden prevenirse aplicando medidas de salud pública. Del mismo modo, las causas más comunes de pérdida de audición en los adultos, como la exposición a sonidos fuertes y medicamentos ototóxicos, son evitables”, indica la OMS.