La falta de oxígeno en el cerebro, también conocida como hipoxia cerebral, es una forma de deficiencia de oxígeno que afecta a este órgano, según los expertos de la Fundación Dacer. Es una emergencia médica que afecta las partes más grandes del cerebro, llamadas hemisferios cerebrales.
Esto se traduce en un nivel de oxígeno en la sangre inferior al normal, el cual ronda entre los 75 a 100 milímetros de mercurio (mm Hg). Cuando el valor es inferior a 60 mm Hg, indica la necesidad de gas complementario, según describe el Instituto Médico Mayo Clinic.
El magazín Mundo Deportivo, en su sección de bienestar y salud, señala que esta patología se da cuando el cerebro no recibe suficiente oxígeno a pesar de que la sangre continúe fluyendo. Las causas son diversas y las consecuencias y tratamiento depende de la causa y la extensión.
Este suministro de oxígeno se puede ver interrumpido por lo siguiente, según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos:
- Paro cardíaco.
- Arritmia cardíaca.
- Complicación de anestesia general.
- Accidente cerebrovascular.
- Inhalar humo.
- Intoxicación con monóxido de carbono.
- Asfixia.
- Grandes alturas.
- Sofocamientos.
Factores de riesgo:
- Enfermedades: algunas enfermedades tienen el potencial de afectar el flujo de oxígeno al cerebro como el asma, ELA, problemas del corazón, hipotensión, enfermedades pulmonares o enfermedades musculares.
- Trabajos de riesgo: personas que se exponen a humo intenso o monóxido de carbono, tienen mayor riesgo de padecer hipoxia cerebral.
- Práctica de deportes específicos: deportes que por sus características necesitan contener la respiración durante largos periodos de tiempo, como el montañismo, boxeo, buceo y rugby.
Las células del cerebro son extremadamente sensibles a la falta de oxígeno. Por esta razón, algunas comienzan a morir en menos de cinco minutos después de interrumpirse el suministro de oxígeno. Como resultado, la hipoxia cerebral puede causar rápidamente la muerte o daño cerebral grave.
Existen dos grados, leve y grave, dependiendo de cada uno varía sus síntomas, aquí la lista de los más recurrentes brindados por la Fundación DACER.
Hipoxia cerebral leve
- Mareos.
- Aumento dela frecuencia respiratoria.
- Restricción en el campo de visión.
- Sudoración.
- Dificultad en la concentración, atención, coordinación y memoria a corto plazo.
- Dolor de cabeza.
- Aturdimiento.
Hipoxia cerebral grave
En casos graves, la hipoxia cerebral puede provocar convulsiones y muerte cerebral. Además, cuando el suministro de oxígeno se interrumpe por completo, se produce lo que se conoce como anoxia cerebral.
Entre más prolongado sea el tiempo de la falta de oxígeno, la persona puede experimentar:
- Extremidades se sacuden
- Pérdida temporal de memoria
- Coma
- Muerte cerebral
- Confusión.
- Agitación.
- Somnolencia.
- Cianosis (un color azulado en la piel, especialmente en labios, boca y yema de los dedos).
- Convulsión.
Alzheimer y bajos niveles de oxígeno
Un estudio, publicado en Nature Aging, liderado por los laboratorios del doctor Alberto Pascual (CSIC), del Grupo de Mecanismos de Mantenimiento Neuronal, y por la Universidad de Sevilla/Ciberned, del Grupo de Fisiopatología de la Enfermedad del Alzheimer en el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS), ha demostrado que los bajos niveles de oxígeno en las denominadas placas seniles del cerebro reduce la capacidad defensiva del sistema inmune contra la enfermedad de Alzheimer.
El estudio comprueba que esta situación potencia la acción de trastornos asociados a la enfermedad del Alzheimer, el cual se caracteriza por tener niveles bajos de oxígeno sistémicos como la aterosclerosis y otras enfermedades cardiovasculares.
Asimismo, demuestra que existen niveles reducidos de oxígeno alrededor de las placas seniles y que esto compromete la actividad de la microglía.