La actividad física regular, como caminar, montar en bicicleta, practicar deportes o participar en actividades recreativas, es muy beneficiosa para la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Muchas personas hacen ejercicio para adelgazar algunos kilos de más, pero es importante señalar que esto debe estar acompañado de una buena alimentación basada en un déficit calórico, que es cuando las personas consumen menos calorías que las que gasta en el día a día.
Dicho lo anterior, el portal Salud 180 reveló que saltar lazo es la mejor rutina de ejercicio para perder 500 calorías en 20 minutos. Además, no solo se perderán calorías, sino también se fortalecerán el abdomen, las piernas, los glúteos y los brazos.
Por tal razón, lo recomendado es realizar 50 saltos normales, después, 50 saltos abriendo y cerrando piernas, en seguida, 50 saltos elevando las piernas, posteriormente, 50 saltos con un pie y después con el otro. Finalmente, se repite la rutina hasta completar 20 minutos.
Es necesario recalcar que la actividad física regular puede mejorar el estado muscular y cardiorrespiratorio, mejorar la salud ósea y funcional, reducir el riesgo de hipertensión, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes, varios tipos de cáncer (entre ellos el cáncer de mama y el de colon) y depresión, reducir el riesgo de caídas, así como de fracturas de cadera o vertebrales y ayuda a mantener un peso corporal saludable.
De todos modos, las personas se preguntan cuál es la mejor hora para hacer ejercicio y, por tal razón, los expertos aseguran que es una cuestión de preferencia, gusto y horarios. Lo importante es cumplir los objetivos diarios.
No obstante, varios entrenadores dijeron que el realizar alguna actividad física en la noche reduce el estrés del día y por tal motivo mejora la calidad del sueño, ya que las personas se duermen más rápido y duran más tiempo en la etapa del sueño profundo.
Pero para otros entrenadores la mejor hora para ejercitarse es en la mañana, ya que no existirán excusas para no realizarlo porque es la primera actividad del día y no se podrá aplazar por imprevistos, como mucho trabajo o cansancio.
Es importante tener una alimentación balanceada y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) una dieta sana incluye:
- Legumbres (como lentejas y alubias), frutos secos y cereales integrales (por ejemplo, maíz, mijo, avena, trigo o arroz moreno no procesados).
- Al menos 400 g (cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, excepto papas, batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos.
- Menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total. Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas.
- Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas. Las no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables) y de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes como vacas, ovejas, cabras y camellos). La OMS sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1 %. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.
No obstante, la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios.