Como sucede con muchos órganos, el proceso de envejecimiento también le pasa cuenta de cobro a los ojos y perder visión afecta significativamente la calidad de vida de las personas, pues cerca de la mitad de la información que reciben llega a través de ellos.

Según información de la Clínica Baviera, de España, la gran mayoría de las experiencias sensoriales que los individuos tienen son visuales, razones de peso para trabajar en el cuidado no solo de los ojos, sino de sus funciones.

Una de las principales afecciones que ocasiona el envejecimiento es la degeneración macular, que se constituye, según la biblioteca médica MedlinePlus, en la principal causa de pérdida de visión de personas mayores de 60 años.

Para evitar la pérdida temprana de visión y fortalecer los ojos, es determinante la alimentación, en la cual no pueden faltar vitaminas como la C y la A y minerales tales como el selenio, zinc, hierro, potasio, calcio, fósforo, sodio y cobre, pigmentos como la luteína y la zeaxantina, y ácidos grasos como el omega3, el aceite de oliva y el ácido fólico.

Estos son algunos alimentos que deben incluirse en la dieta de manera permanente no solo para cuidar la salud de los ojos, sino para prevenir algunas enfermedades como la diabetes que terminan afectando estos órganos.

Brócoli

Esta verdura contiene vitamina C, conocida porque contribuye a la mejora de los vasos sanguíneos en general, incluyendo los de los ojos, precisa información de la clínica oftalmológica Ocumed, de España. Adicionalmente, posee vitamina E, que es vital para prevenir el desgaste de la mácula o centro de la retina. Y vitamina A, con la que favorece los pigmentos de luteína y zeaxantina, que ayudan a filtrar los rayos solares para que no choquen directamente con la membrana interior.

Zanahoria

Esta hortaliza forma parte del grupo de alimentos con más beneficios para la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es rica en vitamina A y carotenoides, así como en potasio, fósforo, magnesio, yodo y calcio. De igual forma, contiene vitamina B3 (niacina), vitaminas E y K y folatos (ácido fólico).

La vitamina A, específicamente, es necesaria para el buen funcionamiento de la retina y favorece la visión nocturna o con poca luz. En la zanahoria existe, además, otro tipo de carotenoide llamado luteína que ayuda a prevenir el daño oxidativo inducido por la luz y protegiendo, por tanto, frente al deterioro del ojo asociado a la edad como las cataratas y la degeneración macular senil.

Salmón

Este tipo de pescado azul contribuye a mejorar la sequedad, a la vez que reduce la posibilidad de sufrir de cataratas. Favorece al funcionamiento correcto de la retina, parte esencial del globo ocular. Según la Academia Americana de Oftalmología, en general, el pescado de agua fría contiene ácidos grasos omega-3 que ayudan a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades oculares.

Además del salmón se incluyen el atún, las sardinas y la trucha. “Los ácidos grasos omega-3 son buenos para la función lagrimal, por lo que comer pescado puede ayudar a las personas que tienen ojo seco”, señala Rebecca J. Taylor, oftalmóloga de Nashville, Tennessee, citada por esta misma institución.

La pérdida de visión puede darse como consecuencia de otras enfermedades. Foto: Getty images. | Foto: Foto: Getty images.

Huevo

El huevo es un alimento que aporta un alto contenido en omega 3, zinc y luteína. Estos componentes hacen que sea más fácil absorber los carotenoides. Asimismo, el huevo ayuda a mantener la buena salud de la conjuntiva. Información del portal Óptica Universitaria, de España, indica que las yemas son ricas en vitamina A, lo que ayuda a proteger la córnea del ojo y a preservar la salud de la retina.

Pimentón rojo

Es rico en vitaminas A y E que optimizan la visión nocturna y le brindan al cuerpo antioxidantes que detienen la degeneración macular. Contiene un aporte importante de vitamina C que previene algunas de las enfermedades oculares más comunes.

Semillas de girasol

Son una fuente importante de vitamina E, nutriente que detiene los embates del envejecimiento general del cuerpo. “Es decir, de la misma forma que evita la aparición de arrugas, ayuda a contrarrestar cualquier posible enfermedad ocular”, concluye la clínica oftalmológica Ocumed.