El caso de Johnier Coronado, el joven estudiante de ingeniería de sistemas que se quitó la vida, ha impactado a muchos y en parte esto se debe a la manera como muchos medios registraron el hecho: publicando la información de sus redes sociales, las fotos del sitio donde ocurrió todo y sin ningún contexto. Existen vínculos probados entre la cobertura mediática inadecuada de muertes por suicidio y el aumento de la conducta suicida. Hay múltiples investigaciones que muestran el impacto de este tipo de noticias, pues aumentan sustancialmente el riesgo de ideación, planes e intentos de suicidio en la comunidad. El fenómeno incluso tiene un nombre: contagio suicida. Las noticias que incluyen información sobre cómo ocurrió y que sugieren que era algo esperable están correlacionadas con el contagio del suicidio. Por eso el lema es “Primum non nocere” (primero no hacer daño). Se da por sentado que un buen periodista nunca tiene la intención de dañar. Por supuesto, no es que sea malo informar sobre muertes por suicidio. Sin embargo, hay investigaciones bastante sólidas que orientan la manera más adecuada para informar en estas situaciones.
Estos hallazgos y otros más sustentan las pautas que proponen los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud para informar sobre muertes por suicidio. Para hacerlo de manera adecuada no es necesario incluir el método utilizado ni entrar en detalles. Los periodistas generalmente deben omitir información sobre cómo ocurrió una muerte por suicidio o especulaciones sobre las causas, pues mientras más vívida sea la representación de esa muerte, más puede contribuir al contagio suicida. Cuando alguien, de una manera muy específica, se identifica con la historia, esta se puede convertir en un motor muy poderoso de su comportamiento. El encuadre de la noticia también es importante. Idealmente, los periodistas deben tratar la muerte por suicidio como lo que realmente es: una información sobre salud. La muerte por suicidio surge, en el 90% de los casos, de trastornos mentales tratables y la mayoría de las personas que experimentan crisis suicidas encuentran caminos hacia la resiliencia.
El mensaje debe ser de esperanza, esto es, transmitir la sensación de que realmente se puede hacer algo, porque es necesario luchar contra la sensación de impotencia asociada con la muerte por suicidio. Se sabe que hay muchas cosas que se pueden para reducir las tasas de suicidio, por supuesto no a cero, pero si en buena medida. Los periodistas tienen muchas maneras de cubrir con prudencia un caso de suicidio, sin dejar de informar. Recomendaciones - Pensar en el impacto en el público. La historia puede tener un efecto en personas vulnerables, familiares, amigos o compañeros de la persona que ha muerto. - Tener cuidado al referirse a los métodos y el contexto de una muerte por suicidio. Se ha demostrado que los detalles de los métodos de suicidio incitan a las personas vulnerables a imitar el comportamiento suicida. Evitar dar demasiados detalles. Se debe tener cuidado al dar detalles de un método suicida. - No mencionar en los titulares el método utilizado, pues promueve y perpetua de manera involuntaria los métodos comunes de suicidio. - Tener especial cuidado al informar los hechos de casos en los que se ha utilizado un método inusual o previamente desconocido. Se sabe que la incidencia de personas que utilizan métodos inusuales o nuevos aumenta rápidamente después de haberse dado a conocer ampliamente. - Recordar que existe un riesgo de comportamiento de imitación si las personas vulnerables pueden identificarse con una persona que ha muerto o con las circunstancias en que una persona se quitó la vida. - Nunca decir que un método es rápido, fácil, indoloro o seguro para provocar la muerte. - La simplificación excesiva de las causas o los desencadenantes percibidos de una muerte por suicidio pueden ser engañosos y es poco probable que reflejen con precisión su complejidad. Evitar la sugerencia de que un solo incidente, como la pérdida de un trabajo, la ruptura de una relación o el duelo, fue la causa. - Alejarse de las descripciones melodramáticas de una muerte por suicidio o sus secuelas. Tener cuidado de enfatizar demasiado las expresiones de dolor de la comunidad pues hacerlo puede sugerir que las personas están honrando el comportamiento suicida en lugar de llorar una muerte. - Informar el suicidio como un evento trágico y una pérdida evitable es más beneficioso para prevenir más muertes por esta causa. - No referirse a un posible aumento de suicidios en un lugar en particular o entre un grupo específico de personas como si fuera una epidemia. - Tener cuidado de no promover la idea de que el suicidio logra resultados. Por ejemplo, que, como resultado de que alguien se quitó la vida, un acosador fue sancionado o pidió disculpas. - Verificar que no se haya utilizado un lenguaje inapropiado, como referirse a una muerte como alguien que se ha suicidado. Es mejor utilizar las expresiones como: murió por suicidio. - Evitar informar el contenido de mensajes de cualquier tipo de la persona que muere por suicidio. - Abstenerse de colocar la noticia en una página principal, ya que esto puede influir indebidamente en las personas vulnerables. - Tener especial cuidado en la selección de imágenes relacionadas con la noticia. - Evitar imágenes dramáticas o emocionales, como una persona parada en una cornisa. - Siempre que sea posible, referirse a los problemas más amplios asociados con la muerte por suicidio, como son los factores de riesgo: trastorno depresivo mayor, alcoholismo y drogadicción, trastorno afectivo bipolar, trastorno de personalidad limítrofe. - Considere también el impacto tan grande que un suicidio puede tener en las personas cercanas como la familia, los amigos, los compañeros, los vecinos y la comunidad en general. - Incluya referencias a que el suicidio se puede prevenir e indicaciones de instituciones que pueden ofrecer ayuda. *Jose Posada es miembro del Grupo de Investigación Nuevas Perspectivas en Salud Mental UCMC