El azúcar en la sangre, o glucosa, es el que más se encuentra en la sangre, proviene de los alimentos que se consumen y es la principal fuente de energía del cuerpo. La sangre lleva esta glucosa a todas las células del cuerpo con el objetivo de ser usada como energía, explica Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Cuando la glucosa se eleva, se puede padecer diabetes, que es una enfermedad crónica (de larga duración) que afecta la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explica los tipos que hay: la diabetes sacarina de tipo 2, que se debe a que el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, y la sacarina de tipo 1, que se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta hormona.
Por tal razón, para saber si una persona es diabética, debe tener algunos síntomas y sus niveles de glucosa elevados. Para saberlo, lo recomendable es que la glucemia se mida al levantarse por la mañana y antes del desayuno. Se considera normal si los niveles de glucosa se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos de 140 mg/dl dos horas después de cada comida, de acuerdo con el Grupo Sanitas de España.
Sin embargo, si no se tiene cómo medir la glucemia, existen algunos síntomas que podrían generar alerta y, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, algunos de los signos y síntomas de la diabetes tipo 1 y tipo 2 son:
- Aumento de la sed.
- Micción frecuente.
- Hambre extrema.
- Pérdida de peso sin causa aparente.
- Presencia de cetonas en la orina (las cetonas son un subproducto de la descomposición de músculo y grasa que ocurre cuando no hay suficiente insulina disponible).
- Fatiga.
- Irritabilidad.
- Visión borrosa.
- Llagas que tardan en cicatrizar.
- Infecciones frecuentes, como infecciones en las encías o en la piel, e infecciones vaginales.
Existen alimentos que aumentan la glucosa en el cuerpo. La biblioteca explicó que en la escala de índice glucémico (IG) (medida de la rapidez con la que un alimento puede elevar el nivel de azúcar —glucosa— en la sangre) que va de 0 a 100, siendo 100 el valor más elevado, estos son los alimentos con bajo, moderado y alto índice:
Alimentos con IG bajo (0 a 55):
- Bulgur, cebada.
- Pasta, arroz sancochado (transformado).
- Quinoa.
- Cereal integral con alto contenido de fibra, láminas u hojuelas de avena.
- Zanahorias, vegetales verdes, sin almidón.
- Manzanas, naranjas, uvas y muchas otras frutas.
- La mayoría de nueces, legumbres y habichuelas.
- Leche y yogur.
Alimentos con IG moderado (56 a 69):
- Pan de pita, pan de centero.
- Cuscús.
- Arroz integral.
- Pasas.
Alimentos con IG alto (70 y mayor):
- Pan blanco y baguette.
- La mayoría de cereales procesados y avena instantánea.
- La mayoría de refrigerios.
- Patatas (papas).
- Arroz blanco.
- Miel.
- Azúcar.
- Sandía.
- Piña.
- Chocolates.
- Caramelos.
- Mermeladas.
- Gaseosas.
- Alcohol.
- Galletas dulces.
- Comida rápida.
Hay que señalar que la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos indicó que con el tiempo el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios; además, puede dañar los ojos, los riñones y los nervios.
La diabetes puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la necesidad de amputar un miembro.
Por su parte, se ha demostrado que existen algunas medidas simples relacionadas con los hábitos que previenen eficazmente o que retrasan la aparición de la diabetes de tipo 2 y, para ayudar a prevenir este tipo de diabetes y sus complicaciones, se deben seguir estas conductas, según la OMS:
- Realizar al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada la mayoría de los días. No obstante, para controlar el peso puede ser necesario aumentar la intensidad.
- Tomar una alimentación saludable, sin azúcar ni grasas saturadas.