La glucosa es una fuente de energía importante para el cuerpo humano. Es el azúcar principal que se encuentra en la sangre y en la mayoría de los alimentos que se consumen, de acuerdo con Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Estados Unidos.
Esta sustancia cumple con la función de darle energía a las células corporales y cerebrales. En este proceso interviene el páncreas, pues produce una hormona llamada insulina que actúa como una llave que permite que el azúcar en la sangre entre correctamente a las células.
La glucosa puede ser medida en la sangre y, para aquellos que padecen enfermedades derivadas del azúcar, es importante tomarla frecuentemente. Lo mejor, según el Grupo Sanitas de España, es que los índices de glucemia se midan al levantarse y antes del desayuno.
En ayunas estos niveles deben ser más bajos y se elevan después de cada comida (glucemia postpandrial). Estos deben descender nuevamente dos horas después de comer, según explican especialistas.
Si los niveles de glucosa se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos de 140 mg/dl dos horas después de cada comida, pueden considerarse normales. En cambio, se puede diagnosticar un problema relacionado con el azúcar si el nivel en ayunas es de 126 mg/dl o superior.
En la noche también se deben controlar los niveles de glucosa. Según el portal especializado en salud BD, el rango normal antes de dormir debe estar entre 110 y 150 mg/dl.
Aquellas personas que padecen problemas relacionados con la glucosa deben mantenerla controlada diariamente. Para ello es necesario seguir al pie de la letras las indicaciones que haya dado el médico pues estas están basadas en la gravedad de la situación de cada persona.
Además, es posible consultar con el especialista aquellos hábitos que ayudan a mantener el cuerpo alejado de los peligrosos picos de glucosa que podrían desencadenar el organismo enfermedades graves que después sean difíciles de controlar.
De hecho, el portal especializado Saber Vivir, listó algunos trucos con los que es posible mantener los niveles de azúcar en la sangre estables y reducir el riesgo de sufrir algún pico de glucosa:
No contar calorías
Se aconseja dejar de contar calorías pues no todas contienen el mismo valor nutricional. Es decir, que las calorías que, por ejemplo, contiene la fruta no son de la misma calidad que contiene un refresco.
Por ello, lo mejor es centrarse en la alimentación saludable para reducir los niveles de glucosa y evitar los picos de esta sustancia.
Poner atención al orden en que se come
La bioquímica Jessie Inchauspé, autora del manual La revolución de la glucosa y citada por Saber Vivir, explica que dependiendo el orden en que se ingieran los alimentos servidos, se puede tener un impacto negativo o positivo en la salud.
En ese sentido se aconseja comer en el siguiente orden:
1. Verdura: la fibra que contienen ayuda a que transite poca glucosa hacia a la sangre.
2. Carnes: en este caso se encuentran tanto las rojas como el pescado y el pollo.
3. Grasas y azúcares: debido a que son los que poseen más glucosa, consumirlos de último reduce la absorción de glucosa.
Desayunar salado
Este consejo no hace referencia a una cantidad excesiva de sal en el desayuno, sino, a que es mejor que este sea de sal y no de dulce. Al empezar el día con alimentos de este tipo puede mantener disparados los niveles de glucosa en la sangre.
Según Inchauspé, es a esta hora del día en la que el organismo es más sensible a la glucosa pues el estómago digiere con rapidez lo que llega. Lo mejor, por ejemplo, es evitar los platos de cereal y optar por unas tostadas con aguacate.