Se cree que el envejecimiento solamente se da por el paso de los años, pero este no es el único factor que lo causa; existen elementos externos como la tensión laboral, las preocupaciones financieras y un ritmo de vida agitado, los cuales aumentan con mayor rapidez el envejecimiento de todo el organismo.
Un reciente estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y realizado por investigados de la Universidad del Sur de California (USC), reveló que el estrés, los eventos traumáticos y la tensión laboral aceleran el envejecimiento del sistema inmunitario, ocasionando el riesgo de sufrir cualquier tipo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y enfermedades víricas o bacterianas.
Dicha investigación podría ayudar a explicar las diferencias en la salud relacionadas con la edad, incluida la desigualdad de la pandemia, así como identificar posibles puntos de intervención. A su vez, el autor principal del estudio, Eric Klopack de la Facultad de Gerontología Leonard Davis de la USC, señaló que este estudio ayuda a aclarar los mecanismos implicados en el envejecimiento inmunitario acelerado.
“A medida que aumenta la población mundial de adultos mayores, es esencial comprender las disparidades en la salud relacionada con la edad. Los cambios en el sistema inmunitario relacionados con la edad juegan un papel fundamental en el deterioro de la salud”, señaló el autor principal del estudio.
Para llevar a cabo la investigación, los expertos consultaron y compararon varios datos de estudio de salud y jubilación de la Universidad de Michigan y a su vez analizaron las respuestas de 5.744 adultos mayores de 50 años, para calcular la exposición a diversas formas de estrés social.
El grupo experimental respondió un cuestionario sobre las experiencias que habían tenido con el estrés social, incluidos los eventos estresantes de la vida, el estrés crónico, la vida cotidiana y la discriminación. Después de esto, llevaron a cabo un análisis de sangre a través de citometría de flujo, una técnica de laboratorio que cuenta y clasifica las células sanguíneas a medida que pasan una por una en una corriente estrecha frente a un láser.
Como resultado de la investigación, se encontró que las personas con puntajes de estrés más altos tenían perfiles inmunológicos que parecían mayores, al igual que con porcentajes más bajos de combatientes frescos de enfermedades y porcentajes más altos de glóbulos blancos desgastados.
Así mismo, los investigadores encontraron que la asociación entre los eventos estresantes de la vida y menos células T listas para responder, se mantuvo fuerte incluso después de controlar la educación, el tabaquismo, la bebida y la raza o el origen étnico. Esto quiere decir que las células T, básicas en la respuesta del organismo a las infecciones y que cuya producción desciende con el envejecimiento, disminuyen aún más cuando la persona sufre estrés.
Cabe mencionar que cuando las personas envejecen, el sistema inmunitario inicia un drástico descenso, ocasionando una condicionan llamada inmunosenescencia en donde se debilita todo el cuerpo. Con ello, se encuentran demasiados glóbulos blancos desgastados en la circulación y muy pocos de estos glóbulos están en buenas condiciones pata enfrentar a nuevos invasores.
En conclusión, el estudio arrojó que tener buenos hábitos de vida es esencial para disminuir los factores de envejecimiento, ya que “las personas que experimentan más estrés tienden a tener una dieta y hábitos de ejercicios pobres, lo cual explica en parte el por qué tienen un envejecimiento inmunológico más acelerado”.
De este modo, disminuir el estrés se puede lograr teniendo una buena higiene del sueño, practicar no solo ejercicio físico sino mental y espiral, aprender a manejar las situaciones estresantes, tener una mentalidad positiva y propositiva para el mejoramiento continuo y adoptar una dieta rica en proteínas y vegetales.