Los perros se han convertido en un integrante de la familia. Sin embargo, tener un perro no es solo alimentarlo, sino que requiere de otro sinnúmero de cuidados para su mantenimiento. Es por ello que previo a adoptar o comprar un perro, es importante que las personas se informen muy bien sobre los cuidados que hay que tener con el que es considerado “el mejor amigo del hombre”.
La alimentación juega un papel importante en el cuidado de estos animales. En la actualidad, en el mercado se encuentran diferentes tipos de comidas que se encargan de atender las necesidades del canino, como el control de peso, la digestión, entre otros, así como hay alimentos elaborados para cachorros, adultos, raza pequeña, mediana y grande.
Los concentrados suelen ser elaborados a base de carne, bien sea de vaca, de pollo, cerdo, cordero, entre otros, así como vegetales que contribuyen a la salud del animal, proporcionándole vitaminas, minerales, etc. Los perros toleran una alimentación variada; sin embargo, hay algunos alimentos que no deben consumir pues pueden resultar tóxicos para su organismo, deteriorando algunos órganos y produciendo malestares gástricos, entre otras dolencias.
Algunas personas le proporcionan alimentos preparados a los perros entre las comidas o el llamado “sobrado”, que muchos acostumbran a destinarlo para los animales. Así como hay algunos que nutren a los animales, como es el caso del pescado, los cereales y verduras, hay otros que es preferible evitar, según explica el periódico argentino Clarín.
El primer alimento del que se debe hablar es el chocolate: está prohibido su consumo. Puede que el canino alce sus patas para pedir chocolate o haga los trucos que se le pidan, pero sus cuidadores no deben ceder ante sus peticiones. El medio argentino explica que “tanto la cafeína como la teobromina del chocolate pueden ser mortales para los animales”. Entre los síntomas que puede desarrollar el animal están: indigestión, vómito y dolores en el abdomen.
También señala que los productos lácteos no son convenientes para los perros, pues su organismo es intolerante a la lactosa. Aunque su consumo no pone en riesgo la vida del perro, sí es posible que cause inflamación en el aparato digestivo, provocando gases y, en algunos casos, diarrea.
El ajo y la cebolla son dos alimentos que suelen hacer parte de la mayoría de las preparaciones en el hogar, pero estos son malos para los perros si los llegan a ingerir crudos. La sintomatología que puede desarrollar un perro después de haber comido ajo o cebolla cruda se reflejará al cabo de un par de días, con una orina de color turbio. Clarín afirma que el perro podrá estar decaído tras su ingesta.
El aguacate es otro alimento que se debe restringir, pues se considera una fruta tóxica para los perros, causando graves lesiones intestinales. Por otro lado, si bien el pollo no es malo para los animales, sus huesos sí lo son. Es por esto que el medio argentino resalta que no se le deben dar huesos de pollo a los perros, pues al masticarlos, las astillas pueden causar obstrucciones intestinales o dolores estomacales.
Por último está el hígado, un alimento que si se suministra en porciones moderadas al perro puede aportarle múltiples beneficios para su salud, como la vitamina A. Clarín advierte que la ingesta de hígado en grandes cantidades puede provocar deformaciones y anorexia en los caninos o, en el peor de los casos, envenenamiento.
Es importante consultar con el veterinario cuál es la dieta adecuada para el perro, según sus condiciones de salud y la actividad física que desarrolle.