La humanidad siempre ha querido controlar la natalidad. Desde antes de que existieran los preservativos o las píldoras anticonceptivas, las mujeres recurrían a todo tipo de métodos para evitar el embarazo. Pero esas técnicas carecían de sustento científico y en la mayoría de casos, ponían en riesgo la vida y la salud de las mujeres. A mediados del siglo pasado, sin embargo, todo cambió con la píldora y la revolución sexual de la década de los sesenta. Medio siglo después, las mujeres tienen a su disposición alrededor de 11 recursos para planificar su vida sexual. Van desde anillos vaginales, parches, inyecciones hasta la ligadura de trompas. Sin embargo, no ha sucedido lo mismo en el caso de los hombres. La píldora masculina enfrenta una gran dificultad: los hombres producen millones de espermatozoides al día, mientras las mujeres solo un óvulo cada mes. En efecto, la ciencia no ha logrado desarrollar con éxito un método efectivo de anticoncepción masculina. Ellos tienen opciones como los preservativos y la vasectomía, pero hoy no existe un tratamiento hormonal capaz de interrumpir temporalmente la producción de sus espermatozoides, como sucede en el caso de las mujeres con sus óvulos. Como dice el urólogo José Miguel Silva, la razón es que mientras “el proceso ovulatorio femenino es cíclico y más sencillo de modificar, los hombres producen espermatozoides constantemente, lo que implica que debe haber un flujo alto de hormonas para detenerlo”. Ese proceso ha demostrado tener efectos secundarios. En efecto, en varios de los desarrollos anteriores, los hombres que han probado las pastillas se han quejado de tener un bajo desempeño sexual, de sufrir alteraciones en su estado de ánimo y hasta de acné. Lea también: El amor en los tiempos del condón Sin embargo, los autores de una investigación presentada esta semana en la reunión anual de la Sociedad Endocrina de Estados Unidos aseguran haber probado con éxito una píldora sin efectos secundarios importantes. Se trata del 11-beta-MNTD, un compuesto de testosterona y progestina (una versión sintética de la hormona progesterona femenina), “que por segunda vez pasó las pruebas de seguridad y tolerabilidad en un grupo de hombres sanos” dijo a SEMANA Christina Wang, autora principal del estudio. La píldora tiene el objetivo de suprimir los niveles de hormonas que impulsan la producción de esperma y testosterona en los testículos. El Instituto de Ciencia Clínica y Traslacional del Instituto de Investigación Biomédica de Los Ángeles (LA BioMed) y la Universidad de Washington realizaron conjuntamente el trabajo. Y en este participaron 40 hombres entre 18 y 50 años que tomaron diariamente el medicamento durante 28 días. Para comprobar su eficacia, los científicos les dieron a 30 de ellos la píldora en estudio mientras los diez restantes recibieron un placebo. Durante este periodo, los investigadores tomaron muestras de sangre, comprobaron los niveles hormonales e hicieron una serie de encuestas para evaluar su estado de ánimo y función sexual. Al cabo de 28 días evidenciaron que, en comparación con el resto, los que tomaron el medicamento tenían niveles significativamente más bajos de LH y FSH, dos de las hormonas necesarias para producir el esperma, Esto sugiere que la pastilla sí funciona. La píldora paso la primera prueba en humanos. Demostró ser segura y eficaz. Para Wang, sin embargo, un detalle resultó crucial: ninguno experimentó problemas serios de salud, ni dejó de tomar el medicamento por efectos secundarios, como había sucedido en experimentos anteriores. Además, los hombres recuperaron su producción de espermatozoides habitual luego de dejar de tomar la pastilla. Los resultados salieron bien además en el tema de practicidad. Mientras otros suplementos orales requerían entre dos o tres dosis al día para detener la producción de espermatozoides, “este nuevo compuesto funcionó con éxito en una sola dosis”, aseguró la autora. Sin embargo, Wang reconoce la necesidad de investigar mucho más. De hecho, la droga tardaría entre tres y 90 días en tener efecto, por lo que 28 días no son suficientes para analizar si a largo plazo la píldora controlaría los niveles del esperma. En contexto: Sexo tántrico: del estornudo sexual al éxtasis Para comprobarlo, Wang y su equipo deberán realizar estudios similares, pero a largo plazo. Además, deberán reclutar a miles de parejas dispuestas a probar el medicamento durante varios años para garantizar su seguridad y eficacia. Por eso, la autora afirma que la píldora podría convertirse en realidad solo en una década. Faltan etapas de estudio y la aprobación de la FDA, pero uno de los obstáculos más grandes, la negativa de los hombres a seguirla tomando, parece superado. En 2016, por ejemplo, el estudio de una inyección anticonceptiva hormonal masculina patrocinada por las Nacionas Unidas terminó anticipadamente por efectos secundarios como depresión y otros trastornos del estado de ánimo. En su momento el anuncio generó múltiples polémicas. Muchos consideraron incomprensible que los científicos cancelaran el trabajo cuando las mujeres han tenido que asumir la anticoncepción y sufrir efectos secundarios molestos como el acné y cambios de humor. Los críticos aseguraron que detrás de la decisión se escondía un desinterés de las farmacéuticas para invertir en este desarrollo. 55 por ciento de los hombres en una relación estable estarían dispuestos a tomar anticonceptivos, siempre y cuando su efecto sea reversible. La experta advierte que, si bien los efectos secundarios son menores con su pastillas, algunos reportaron síntomas como fatiga, dolores de cabeza y acné. Y dos, dice,“experimentaron disfunción eréctil menor”. Por ahora, esta nueva píldora, y un gel anticonceptivo masculino que desarrolla otra firma, mantienen viva la esperanza. En enero, comenzó un ensayo clínico financiado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. Estudiará en 240 parejas durante dos años si el producto, compuesto de progestágeno, logra reducir la carga de espermatozoides hasta producir infertilidad. Lejos de lo que la gente podría pensar, no hay que frotar este gel en los genitales, sino sobre hombros y espalda, y hay que hacerlo a diario. El producuto evita que el órgano produzca con normalidad el esperma y que haya un desequilibrio hormonal que genere disfunción sexual. En teoría, su efecto sería de 72 horas. Le podría interesar: ¿Tendría sexo con un robot? Pero mientras la ciencia hace su trabajo, surge el interrogante de si la población acogerá el anticonceptivo masculino. Algunos creen que será todo un hito pues por fin equilibrará el peso que las mujeres han cargado durante siglos. Pero otros dicen que su aceptación podría tomar más tiempo. Por un lado habría que superar el rechazo que algunos hombres han demostrado hacia los medicamentos. Por el otro, analizar cuántas mujeres estarían dispuestas a dejar completamente en la mano de su pareja el control de la natalidad. En todo caso, más temprano que tarde, la píldora masculina llegará y las parejas tendrán que enfrentarse al dilema de cómo manejarla. Por ahora se sabe que ellos estarían dispuestos a asumir el peso. Según una encuesta mundial hecha en 2005 con más de 9.000 hombres y publicada en la revista Human Reproduction, el 55 por ciento de los hombres con relaciones estables probarían métodos anticonceptivos si son reversibles y preferirían hacerlo con pastillas. Este sería el primer indicio de que el trabajo de Wang va por buen camino.