Los problemas del sueño son afecciones que alteran patrones de descanso y existen más de 80 diferentes, de acuerdo con MedlinePlus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Algunos de los más importantes incluyen:
- Insomnio: No poder quedarse dormido y mantenerse despierto. Este es el más común trastorno del sueño.
- Apnea del sueño: Trastorno de la respiración en la cual la respiración se detiene por 10 segundos o más mientras duerme.
- Síndrome de las piernas inquietas: Una sensación de hormigueo o punzadas en las piernas junto a una fuerte necesidad de moverlas.
- Hipersomnia: No poder mantenerse despierto durante el día. Incluye la narcolepsia, que causa una extrema somnolencia diurna.
- Trastornos del ritmo circadiano: Problemas con el ciclo vigilia-sueño que dificultan quedarse dormido y despertarse cuando corresponde.
- Parasomnia: Conducta inusual como hablar, caminar o comer al quedarse dormido, durante el sueño o al despertarse.
Asimismo, con el pasar de los años se dificulta conciliar el sueño y el profesor Luis de Lecea de la Universidad de Stanford le dijo a la agencia AFP que “más de la mitad de las personas de 65 años o más se quejan de la calidad del sueño”.
Lo anterior, según la biblioteca, puede ser porque las personas mayores se despiertan con más frecuencia ya que pasan menos tiempo en el sueño profundo. Otras causas incluyen la necesidad de levantarse a orinar (nicturia), ansiedad e incomodidad, y dolor por enfermedades prolongadas (crónicas). De hecho, las personas mayores se despiertan en promedio de tres a cuatro veces cada noche.
Hay que señalar que el sueño es esencial para gozar de una salud óptima y lo que recomiendan expertos es dormir entre siete y ocho horas por la noche. Además, la falta de sueño puede afectar negativamente el humor y el temperamento, así como la habilidad para concentrarnos en tareas cotidianas.
Por su parte, Mayo Clinic enumeró algunos consejos para dormir mejor, por ejemplo:
- Respetar los horarios de sueño. Ser consistente del horario de acostarse y de levantarse todos los días, incluso los fines de semana.
- Mantenerse activo. La actividad habitual ayuda a promover las buenas noches de sueño. Establecer un horario para hacer ejercicios por lo menos algunas horas antes de acostarte y evitar las actividades estimulantes antes de la hora de dormir.
- Hacer un control de los medicamentos que se toma. Si la persona tomas medicamentos con regularidad, consultar con el médico para saber si estos contribuyen al insomnio. Además, revisar las etiquetas de los productos de venta libre para saber si contienen cafeína u otros estimulantes, como pseudoefedrina.
- Evitar o limitar las siestas. Las siestas pueden hacer que sea más difícil conciliar el sueño por la noche. Si resulta imposible evitarlas, intentar que no duren más de 30 minutos y no tomar una siesta después de las 3 p. m.
- Evitar o limitar la cafeína y el alcohol, y no consumir nicotina. Todas estas sustancias pueden hacer que sea más difícil conciliar el sueño, y sus efectos pueden durar varias horas.
- No tolerar el dolor. Si una afección dolorosa perturba, se debe hablar con el médico sobre las opciones de analgésicos que tengan la eficacia suficiente para mantener el dolor bajo control mientras se duerme.
- Evitar las comidas abundantes y las bebidas antes de acostarse. Un tentempié liviano es suficiente y puede ayudar a evitar la acidez estomacal. Beber menos líquido antes de acostarse para no orinar con tanta frecuencia.
No obstante, si tras 10 o 30 minutos de tratar de conciliar el sueño no se consigue, lo que recomendó María García, psicóloga de Blua de Sanitas al medio de salud CuídatePlus fue: “Levantarse, caminar un rato y cambiar de ubicación hasta que nos relajemos de nuevo”.