Las latas de conserva son recipientes que están presentes en todos los hogares, pues cada vez son más los alimentos que son empacados en este tipo envase, el cual permite ser almacenado durante largos periodos de tiempo sin que se dañen.
Estos envases se utilizan para empacar alimentos y bebidas y están elaborados especialmente de aluminio y acero laminado resistente a la oxidación, explica el portal Consumer, que precisa que la tecnología ha permitido disponer de una gran variedad de alimentos enlatados gracias al avance de los procesos de manufactura.
Cada vez es más fácil encontrar en el comercio variedad de alimentos enlatados, con formas y tamaños distintos. Aceite, verduras, pescado, frutas, carnes, sopas o platos preparados son algunos de los productos de los que los consumidores pueden disfrutar.
Según los expertos, estos empaques aportan una buena protección al alimento y una larga conservación, pues se trata de recipientes herméticos, sellados al vacío tras someter el alimento a un proceso térmico que destruye los microorganismos e inactiva las enzimas.
“A medida que el alimento se enfría, se forma un vacío que impide la entrada que cualquier bacteria mientras permanece el envase cerrado, por lo que el contenido se mantiene estéril”, precisa el mencionado sitio web.
Sin embargo, si se abre la lata y no se utiliza todo el alimento, sus condiciones de salubridad pueden cambiar por completo. Por ello, la recomendación es guardar el contenido que no se utilice en otro envase, de vidrio o plástico, para que el alimento preserve mejor sus cualidades y sabor.
Desarrollo de bacterias
Al abrir las latas, los alimentos reciben oxígeno y eso los deja expuestos a que se desarrollen bacterias y otros microorganismos peligrosos para la salud. Por eso, la primera regla para mantener un alimento en las mejores condiciones posibles es taparlo, incluso si se decide mantenerlo en su propio envase y no pasarlo a otro, que es lo que aconsejan los expertos.
No es conveniente que, en el caso de las conservas, se meta la lata abierta en la nevera, sino que lo ideal es cambiar el contenido a otro recipiente que se pueda cerrar y mantenerlo hermético. Así lo recomienda la especialista en seguridad alimentaria Beatriz Robles en su libro Come seguro comiendo de todo, una guía destinada a orientar sobre los errores más frecuentes que se cometen en lo relativo a la alimentación y que pueden conllevar riesgos para la salud, citada por el diario digital Business Insider.
Otro aspecto clave es que una vez abierto el alimento lo ideal es no dejarlo en la nevera durante demasiado tiempo para evitar su descomposición y que cause posibles inconvenientes al organismo en caso de que se consuma.
Adicionalmente, teniendo en cuenta que la nevera es hermética, se pueden transferir los aromas que desprende la comida de la lata a otros alimentos que se encuentran cerca y contaminarlos o cambiarles el olor o sabor, según información de un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España.
A esto se suma otro aspecto preocupante y son los componentes de la propia lata, los cuales son susceptibles de contaminar los productos que contienen. Si se trata de una lata tradicional desprenderá partículas de metales, mientras que si es de las que tienen recubrimiento de plástico en su interior, el peligro está en el Bisfenol-A, más conocido por las siglas BPA. En el caso de las metálicas, no ocurre esto porque la oxidación solo se produce cuando está en contacto con el aire.
Para el caso de los productos que se conservan en aceite, como el atún, las anchoas o las sardinas, los especialistas en el manejo de alimentos recomiendan añadirles más para cubrirlos por completo.