No es un mito. En el mundo millones de personas le tienen miedo a las arañas. A pesar de que solo el 0,1 % de las especies de estos animales son venenosas, sus patas y su forma de moverse provocan hasta escalofríos.
Según el portal ABC, se estima que aproximadamente el 5 % de la población va más allá de la aversión a estos animales y sufre una fobia. Estas personas dicen sentir miedo al ver las patas de las arañas y sus típicos movimientos repentinos.
Para algunos expertos se trata de un tema cultural, pues el rechazo instintivo a estos animales ha permanecido durante siglos, e incluso algunos estudios han sugerido que en las sociedades occidentales, la aversión a estas especies de patas largas está vinculado con la propagación de enfermedades.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista académica Evolution & Human Behaviour, las arañas son una de las pocas amenazas que han persistido a lo largo de la evolución y es como si estuvieran diseñadas para capturar la atención de las personas, sin importar la existencia de conocimientos previos.
Otra investigación publicada en la revista Society & Animals indica que se registra una asociación entre arañas y enfermedades, un vínculo con muchas epidemias devastadoras e inexplicables que golpearon Europa desde la Edad Media. Esto llevó a que este animal fuera susceptible de convertirse en el objetivo de la preocupación causada por estas epidemias.
Esta teoría la ratifica una investigación realizada por la Universidad de Columbia, en la que se indica que la aracnofobia es un comportamiento que se encuentra en el ADN del ser humano desde hace cientos de miles de años.
Los estudios indican que a diferencia de lo que pasa con animales aposemáticos, que son aquellos que se caracterizan por exhibir colores muy vistosos para avisar que son peligrosos o venenosos, las arañas suelen ser oscuras y sin importar su especie son muy parecidas, incluidas las venenosas.
La aracnofobia
Aunque muchas personas le tienen miedo a estos animales, hay otras que definitivamente tienen fobia o repulsión extrema hacia el conjunto de los arácnidos y especialmente a las arañas. Este trastorno se clasifica como fobia específica generada por animales.
Dentro del largo listado de fobias, esta es una de las más comunes y generalmente tiende a prevalecer en el sexo femenino. Esto lo que indica es que hay un temor intenso y desproporcionado respecto al nivel de amenaza que puede suponer el estímulo temido en cuestión, en este caso este animal.
Se pueden presentar elevados niveles de ansiedad, al punto de generar crisis por angustia. Lo síntomas de la aracnofobia incluyen náuseas, ansiedad, sudoración, taquicardia, conductas de escape, crisis de ansiedad o ataques de llanto entre otros ante la visión o evocación de un arácnido.
De acuerdo con el estudio de la Universidad de Columbia, esta fobia podría ser producto de la evolución, dado que estos animales representaban un gran peligro para los seres humanos en lugares como África, donde su veneno podía acabar con la vida de una persona en pocos minutos. Al parecer, aquel terror que producían dichos animales en aquellos primitivos homínidos podría haber creado una marca en el ADN que se ha extendido por siglos.
Según el profesor de psicología Jon May, de la Universidad de Plymouth, la fobia hacia estos animales proviene de sus piernas angulosas, sus colores oscuros y los movimientos impredecibles. Todo ello hace que sean desagradables. A su vez, este investigador considera que el miedo puede producirse por condicionamiento social, es decir, que si en una familia hay personas que le tienen pavor a las arañas, es posible que sus hijos, por ejemplo, desarrollen esos mismos sentimientos.