La rodilla es la articulación más grande y compleja del cuerpo. Huesos, meniscos, ligamentos y tendones son los responsables no solo de que ésta soporte casi todo el peso del esqueleto, sino de facilitar los movimientos.
Esta parte del cuerpo es vulnerable a lesiones por golpes y traumatismos, normalmente como consecuencia de actividades deportivas, pero también enfermedades como la artrosis pueden generar molestia y dolor, precisa el portal Top Doctors, de España.
Esta articulación es muy susceptible de generar crujidos, que en ocasiones ocurren sin dolor y en otras generan malestar. En el primer caso se presentan cuando se da una diferencia de presiones en los gases que forman parte del líquido sinovial, que sirve para lubricar las articulaciones y evitar el desgaste.
“Es un proceso natural, que no tiene por qué aumentar con la edad”, afirma Mercè Torra, del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario MútuaTerrassa (Barcelona), citada en una publicación del portal Saber Vivir de España.
Si una rodilla cruje también puede ser porque ha pasado mucho tiempo en la misma posición y cuando la persona ejerce un movimiento se activa el sonido.
Sin embargo, no siempre estos ruidos son inofensivos y se presentan sin dolor. En ocasiones se relacionan con la disminución de este líquido como consecuencia de una lesión o de alguna enfermedad, como la artritis o artrosis.
De igual forma, se dan por la fricción entre huesos debido al desgaste del cartílago, que es el que actúa como amortiguador entre los mismos. Si bien puede que los crujidos no sean tan perceptibles, lo que sí es cierto es que es común que se presenten asociados a molestias en el movimiento, rigidez e inestabilidad. La fricción es perceptible al levantarse de una silla o al agacharse, por ejemplo.
Otra de las posibilidades es que los crujidos sean consecuencia de una lesión aguda por un golpe, una caída o un mal movimiento. Un esguince en los ligamentos, ruptura de los meniscos, fractura o una dislocación también pueden causarlos.
¿Cómo cuidar la rodilla y aliviar el dolor?
Para evitar complicaciones en la rodilla y prevenir no solo el desgaste del cartílago, sino otras afecciones, es importante seguir algunas recomendaciones como las siguientes.
- Tener un peso saludable: cuando hay sobrepeso, esto ejerce gran presión sobre la rodilla. En un artículo publicado por la AARP, organización estadounidense que atiende a personas mayores de 50 años, el doctor John-Paul Rue, especialista en medicina deportiva, asegura que por cada libra de peso que un individuo gane, las rodillas tendrán cuatro más de fuerza sobre ellas e incluso más de eso cuando se suben o bajan escaleras.
- Actividad física: El ejercicio físico mantiene la función articular, incluida la fuerza y el alcance de movimiento en las rodillas. De acuerdo con los especialistas, es importante combinar las rutinas de ejercicios de manera que si, por ejemplo, una persona corre tres veces a la semana, haga algo de bajo impacto, como montar en bicicleta, pilates, nadar o usar la máquina elíptica en los días intermedios.
- Postura: Adoptar una buena postura también ayuda a cuidar las rodillas. Encorvarse o inclinarse demasiado cambia el centro de gravedad del cuerpo y ejerce una presión adicional en esta articulación. La recomendación es mantenerse erguido, con la cabeza alineada con los hombros, los hombros sobre las caderas, las caderas con las rodillas y éstas con los pies.
- Fortalecer los músculos: La publicación de AARP asegura que desarrollar músculos fuertes en el muslo, especialmente los cuádriceps, los isquiotibiales y los abductores, mejora el alcance de movimiento, protege el cartílago de la rodilla y reduce el estrés que se le pone a esta articulación.
- Zapatos cómodos: los especialistas aseguran que usar zapatos cómodos y con soporte ayuda a promover la alineación adecuada de las articulaciones en las extremidades inferiores cuando las personas se mueven. La ARPP cita al doctor Barton Branam, profesor asistente de cirugía ortopédica en University of Cincinnati, quien indica que las anormalidades posturales de los pies contribuyen a la osteoartritis de la rodilla.