Cuando hace frío es común escuchar a las personas decir que se les enfriaron “hasta los huesos” o que el frío se les “metió” hasta esa estructura ósea que sostiene al cuerpo. De este modo, hay incluso una creencia popular que asegura que el frío es uno de los causantes de las enfermedades reumáticas que se han vuelto tan comunes en los últimos tiempos.

La Fundación Corachan de España explica que cuando hace frío y las personas comienzan a sentir molestias en “los huesos”, que se deben a los cambios de la temperatura, no es un dolor que esté atacando a los huesos sino a las articulaciones.

“El frío y la humedad hacen que los músculos estén más contraídos y entumecidos, lo que provoca más contracturas y dolencias, pero no dolor en los huesos”, señala la institución sin ánimo de lucro. Aclara que las personas sí pueden sentir dolor en los huesos, pero solo pueden doler cuando se fracturan o reciben un golpe de consideración.

Sobre la teoría de que el frío sea uno de los causantes de la enfermedades reumática, la institución precisa que el clima “no influye en la prevalencia ni en las causas que desencadenan las enfermedades reumáticas, pero sí es cierto que el frío incide en la percepción o en la sensación de dolor sobre quienes padecen algún problema articular”.

En resumidas cuentas, el frío sí incide en el dolor articular pero no causa las enfermedades reumáticas. De hecho, la Fundación Corachan explica el proceso que experimenta el cuerpo cuando hace frío: en primer lugar, el cuerpo se percata de la sensación del frío y luego el corazón disminuye el gasto cardíaco, provocando la desaceleración de la circulación de la sangre. Con lo anterior se aumenta la tensión muscular y, por último, los músculos se contraen y es cuando se nota la percepción del dolor.

“Aunque durante un clima de bajas temperaturas se produzca la sensación de dolor, no hay porqué alarmarse”, aclara la institución. En palabras de la Fundación Corachan, lo más importante es que las personas atiendan a estos consejos: seguir con el tratamiento prescrito por el médico, en el caso de que tenga alguna enfermedad reumática y haya sido diagnosticado; abrigarse bien; evitar los cambios de temperatura; si es necesario o posible, adaptar el hogar y convertirlo en un lugar más cálido; aplicar calor local en la zona afectada para contrarrestar molestias articulares, en caso de que el dolor sea diario y constante; mantenerse activo es una de las mejores maneras de prevenir o ralentizar los síntomas de enfermedades reumáticas o dolores articulares.

¿Qué es el reumatismo?

Las enfermedades reumáticas son un grupo de dolencias que afectan al aparato locomotor del organismo. “Se habla de reuma o de reumatismo para referirse al conjunto de dolores o molestias relacionados con el aparato locomotor”, reseña Top Doctors España.

Según el sitio web de referencia de la medicina privada, entre los más de doscientos tipos de enfermedades reumáticas, las más comunes son: artritis psoriásica, idiopática juvenil, reumatoide; artrosis; dermatomiositis; enfermedad de Behçet; esclerosis sistémica; espondilitis anquilosante; fibromialgia; fiebre mediterránea familiar; gota; lupus eritematoso sistemático; miopatías; osteoporosis; policondritis recidivante; polimialgia reumática; sarcoidosis; síndrome de Sjögren; uveítis; y vasculitis.

La forma como se pronostica una enfermedad reumática puede variar según la patología y, por supuesto, el tipo de paciente. Los expertos destacan que en la mayoría de casos la afección suele mostrar mejorías en aquellos pacientes que siguen al pie de la letra los procesos de rehabilitación y son constantes con ello.

Lo anterior rige tanto para los pacientes que sufren de los reumatismos más graves, como para aquellos que tienen reumatismos leves, pues sin no son tratados a tiempo, pueden escalar al nivel de crónicos y terminar limitando la vida del paciente.