La frecuencia cardíaca es el número de latidos del corazón por minuto. Según explica la Fundación Española del Corazón “para el correcto funcionamiento del organismo es necesario que el corazón actúe bombeando la sangre hacia todos los órganos, pero además lo debe hacer a una determinada presión (presión arterial) y a una determinada frecuencia. Dada la importancia de este proceso, es normal que el corazón necesite en cada latido un alto consumo de energía”.

La frecuencia normal, en estado de reposo, oscila entre 50 y 100 latidos por minuto. Sin embargo, existen algunos factores que pueden alterarla:

  1. Al nacer la frecuencia cardíaca es elevada, debido a que la actividad del organismo es intensa. Según explica la Fundación Española del Corazón, a partir del primer mes de vida la frecuencia cardíaca va disminuyendo y se estabiliza después de los 20 años.
  1. Al realizar actividad física el corazón produce una respuesta normal de taquicardia.

Para mantener una frecuencia cardíaca normal es importante realizar ejercicio frecuentemente. De acuerdo con la Fundación Española del Corazón, una o dos semanas de entrenamiento aeróbico podría ayudar a disminuir la frecuencia cardíaca.

La actividad física aporta múltiples beneficios para el corazón. Según detalla Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Estados Unidos, ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Esto debido a que fortalece el corazón, mejora la circulación y aumenta el flujo sanguíneo, elevando los niveles de oxígeno en el cuerpo. “Ayuda a bajar el riesgo de enfermedades del corazón como el colesterol alto, la enfermedad arterial coronaria y el ataque al corazón”, destaca la Biblioteca.

Es importante monitorear la frecuencia cardíaca durante la actividad física para observar el estado físico cardiovascular y prestar atención a señales que pueden indicar un problema de salud. “En el deporte, conocer la frecuencia cardíaca es de gran utilidad para saber, objetivamente, cómo nos estamos adaptando a la actividad física o una nueva sesión de entrenamiento”, explica el portal especializado Clikisalud.

Medir el pulso

Además de la muñeca y el cuello, el pulso puede tomarse en otras partes del cuerpo. Según explica Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “el pulso se puede medir en zonas por las cuales la arteria pasa cerca de la piel. Estas incluyen: la parte posterior de las rodillas, la ingle, la sien, la parte alta o la cara interna del pie.

Mano

Tomar el pulso en la muñeca es una de las formas más comunes de hacerlo. Es importante tener un reloj segundero, ya que contar manualmente puede no ser eficiente y arrojar un resultado equivocado. Por lo general, en los hogares suele haber un reloj de pared que puede funcionar o cronómetro del celular.

  • Antes de tomar el pulso, es fundamental sentarse y descansar minutos antes.
  • Extender uno de los brazos, con la palma de la mano hacia arriba, como si se estuviera recibiendo algo.
  • Se deben poner los dedos índice y medio en la muñeca de la mano que está extendida, debajo de la base del pulgar. Mover y hacer ligera presión con los dedos hasta sentir el pulso. La concentración es indispensable para poder encontrarlo.
  • Al sentir el pulso, contar cuántos latidos hay en 1 minuto. O también puede contar los latidos durante 30 segundos y multiplicarlos por 2. Así obtendrá la frecuencia cardíaca.

Cuello

  • El pulso de la carótida puede tomarse en ambos lados del cuello, por lo que se puede elegir cualquiera de las dos áreas.
  • Poner la punta del dedo índice y el dedo medio en la zona hundida del cuello, de forma vertical a la tráquea, hasta sentir el pulso. Es importante no presionar la arteria carótida en ambos lados del cuello, ya que puede causar una sensación de mareo.
  • Al sentir el pulso, contar cuántos latidos hay en un minuto. O también puede contar los latidos durante 30 segundos y multiplicarlos por dos. Así obtendrá la frecuencia cardíaca.