Controlar los malos hábitos representa un desafío común para la mayoría de las personas, ya que estos pueden abarcar desde una dieta poco saludable, falta de ejercicio y consumo excesivo de alcohol y tabaco, hasta un exceso de sal, entre otros. Estas prácticas amenazan el bienestar físico y la productividad diaria.
Más allá de su impacto físico, los malos hábitos pueden socavar la salud mental y la eficacia en el día a día. A menudo, estas conductas reflejan la búsqueda de comodidad y seguridad, lo que comúnmente se denomina “zona de confort”.
Estos comportamientos son perjudiciales para la salud en general porque obstaculizan el logro de objetivos al disminuir la percepción de la necesidad de realizar cambios significativos. Un ejemplo de ello es la procrastinación, definida como el aplazamiento de tareas importantes debido al miedo o la pereza, es más común de lo que se piensa. Actúa como una barrera frente al crecimiento personal.
¿Por qué es difícil romper con los malos hábitos?
Según varios expertos, erradicar los malos hábitos resulta complejo para algunas personas debido a que se convierten en comportamientos automáticos reconocidos por el cerebro, activando mecanismos de defensa que generan respuestas instantáneas ante ciertos estímulos.
Gerry Garbulsky, director de TED en Español y experto en crecimiento personal, señala que los hábitos no son necesariamente genéticos, sino adquiridos a lo largo de la vida. “La mitad de las cosas que hacemos todos los días las hacemos en piloto automático”, destaca.
Entonces, ¿cómo eliminar un mal hábito para siempre? Según el coach, una de las mejores formas es identificar la raíz del mismo. Por ejemplo, muchas personas comienzan a fumar en la adolescencia como una forma de expresión y socialización, pero con el tiempo puede convertirse en una adicción difícil de superar.
“Entonces hoy, una de las formas para dejar de fumar es preguntarse ¿por qué fumo? Y si recordás que fumas para algo que ya no es relevante en tu vida, es una puertita de entrada para dejar, es más complejo que eso porque es una adicción, pero a veces hay mucho de los comportamientos que tenemos ahora que son hábitos malos, hábitos que conscientemente no nos gustaría tener, que los empezamos a tener por alguna razón del pasado, que en muchos casos ya no es válida”, indició en este espacio.
En este sentido, es crucial realizar un seguimiento de estos comportamientos y identificar los factores que desencadenaron la acción negativa. A partir de ahí, comienza la importancia de implementar cambios pequeños, sustituyendo esos comportamientos por otros que proporcionen la misma satisfacción.
“Una forma de ver o diferenciar los hábitos buenos de los malos es intuitiva, uno sabe que este hábito me hace mal o este otro está buenísimo, lo quiero mantener. Pero algo que me parece un poquito más interesante es quién paga el costo y quién tiene el beneficio”, afirma el especialista.
Lo que quiere decir que, los buenos hábitos resultan beneficiosos para la persona del presente, a diferencia de los malos comportamientos que, tarde o temprano, terminan impactando de manera negativa a largo plazo.