Aunque quitarse los zapatos antes de entrar a la casa se popularizó como una medida de prevención durante los primeros meses de cuarentena a causa del coronavirus, la práctica de este hábito se remonta a la antigüedad.

Se trata de una costumbre japonesa que se expandió y adoptó por distintas personas a lo largo del mundo, ya que pese a parecer un hábito peculiar, o extremista para algunos, se ha comprobado que este hábito genera importantes beneficios para la salud y comodidad de quienes lo realizan.

Y es que cada día, al usar un par de zapatos fuera de casa, estos se exponen a una serie de bacterias y microorganismos presentes en los distintos espacios por los que recorren. Además, como aseguran los expertos del portal Mejor con Salud, este riesgo se traduce en una mayor probabilidad de padecer enfermedades cuando el sistema inmune está débil y otras molestias que alteran el bienestar.

¿Por qué se recomienda no usar zapatos en la casa?

Hay una variedad de investigaciones que se han dedicado a comprobar no solo los beneficios de descalzarse antes de entrar a la casa u otros espacios, sino también identificar los peligros contaminantes que pueden llegar al hogar al utilizar los zapatos en el interior.

Una de estas ha sido el trabajo de los expertos Mark Patrick Taylor, científico ambiental en jefe de la Autoridad de Protección Ambiental de Victoria en Australia y profesor honorario en la Universidad Macquarie, y Gabriel Filippelli, profesor rector de ciencias de la tierra en la Universidad de Indiana-Universidad de Purdue en Indianápolis y director ejecutivo del Instituto de Resiliencia Ambiental de la Universidad de Indiana. Los estudios realizados por ambos investigadores tuvieron un espacio en el medio Noticiero Univisión y estos fueron algunos de sus principales hallazgos.

Lo primero que resaltan es que una parte de la materia que se acumula al interior de una casa proviene del exterior, siendo las suelas de los zapatos uno de los principales ‘medios de transporte’ en los que se movilizan las bacterias y microorganismos.

En muchos casos, explican, se trata de patógenos resistentes a los medicamentos, entre los que se incluyen los agentes infecciosos, también llamados gérmenes, asociados a los hospitales, que son complejos de tratar.

Esto sumado a otros agentes presentes en el ambiente, como el residuo de las carreras y el asfalto, que en algunos casos tienen toxinas cancerígenas, o los productos químicos con que cuidan el césped y que pueden producir alteraciones en el sistema endocrino.

La lista de sustancias nocivas a las que se expone un ser humano en el exterior es larga; sin embargo, este par de expertos indagaron en las consecuencias de algunas que pueden encontrarse tanto fuera como dentro del hogar, como los genes resistentes a los antibióticos, los microplásticos, los productos químicos desinfectantes, los elementos radiactivos y los productos químicos perfluorados. Lo que les ha llevado a concluir que lo más recomendable es quitarse los zapatos antes de ingresar a la casa para evitar que la suciedad debajo de las suelas entre al hogar.

De hecho un estudio liderado por Charles Gerba, profesor de microbiología de la Universidad de Arizona, citado por Mejor con Salud, afirma que un 27 % de las bacterias identificadas en los zapatos eran de la especie “E. coli”, la cual se encuentra en los intestinos de los animales y los humanos.

Aunque, explica el portal, las posibilidades de contraer una infección por alguna de estas bacterias son mínimas, ya que para ello tendría que haber un contacto directo con una herida abierta o la boca, la prevención siempre es una medida ideal. Evitar traer estos organismos al hogar y mantenerlo lo más limpio posible es fundamental para el cuidado de la salud y los miembros de la casa.

Por ello, los expertos aconsejan dejar los zapatos al lado de la entrada en un espacio definido para ello o, en su defecto, lavarlos con agua y jabón, incluida la suela.

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