Los expertos han observado que hasta una tercera parte de las personas con depresión y que solo reciben medicamentos antidepresivos mejoran muy poco. Lo anterior ha llevado a buscar otras explicaciones diferentes a las tradicionales en la comprensión de este problema y su tratamiento. Los investigadores han encontrado que una respuesta podría estar en el papel de los procesos inflamatorios en el cerebro.Las investigaciones se han centrado en unas proteínas del sistema inmunitario conocidas como citoquinas que inician y orquestan dicho proceso. La inflamación es la respuesta del organismo a una infección o a un trauma, pero también puede ser desencadenada o agravada por el estrés o un estilo de vida inadecuado. Se sabe que el estrés, que es un factor de riesgo importante para la depresión, complica una serie de condiciones inflamatorias crónicas como el asma, la artritis y las enfermedades cardiovasculares.Recuerde su última gripa: generalmente sintió algún grado de confusión, fatiga, lentitud, dificultades para memorizar, poca motivación, ansiedad, tristeza y ganas de permanecer acostado. Curiosamente estos síntomas coinciden con los de depresión. Ahora se sabe que estos comportamientos de enfermedad son una respuesta adaptativa y que las citoquinas liberadas durante la respuesta inmune, desempeñan un papel fundamental al comunicar al cerebro que existe una inflamación.Le podría interesar: Cómo lidiar con la depresión en los adolescentesSe ha encontrado que los pacientes que presentan incremento de sustancias inflamatorias en la sangre tienen mayor probabilidad de presentar resistencia al tratamiento con antidepresivos y en varios estudios, la terapia antidepresiva se ha asociado con respuestas inflamatorias disminuidas.Se sabe que las personas que han sufrido traumas emocionales graves en el pasado tienen niveles más altos de estos marcadores inflamatorios en el organismo y los niños expuestos a infecciones repetidas o a eventos traumáticos, tienen más probabilidades de sufrir depresión cuando son adultos.También se sabe que las personas con depresión tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar enfermedades del corazón y diabetes. Este potencial mecanismo común podría ayudar a explicar por qué el ejercicio físico y la dieta, formas clásicas de reducir el riesgo de enfermedad cardíaca, mejoran el estado de ánimo y ayudan en el tratamiento de la depresión.Por otra parte, se ha observado que al tratar personas con una sustancia llamada interferón, que puede mejorar la respuesta natural del organismo a las infecciones y otras enfermedades como el cáncer, un alto porcentaje presentan depresión. También si se aplican vacunas, que estimulan la formación de anticuerpos, con frecuencia se observan síntomas depresivos y que alrededor del 30 por ciento de las personas que padecen enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoidea muestran síntomas similares.Lea también: Descargar el estrés para huirle a la depresiónLa activación del sistema inmune suele ir acompañada de un conjunto de cambios cognitivos, emocionales, comportamentales y fisiológicos conocidos como Comportamiento de enfermedad. Igual que el corazón, el hígado y el estómago, el cerebro es otro órgano en el cuerpo humano. Se sabe que un problema que ocurre en un órgano, por lo general puede afectar a otro órgano o sistema corporal. Por lo tanto, si hay un problema en el cerebro, es de esperar que el cuerpo como un todo experimente efectos negativos. Esto se debe en parte al papel que desempeña el cerebro al sincronizar muchos de los sistemas y funciones del organismo. Por ejemplo, ¿se ha sentido ansioso cuando tiene dolor de estómago, náuseas o incluso diarrea? ¿Alguna vez se ha desmayado al escuchar malas noticias o al ver algo muy impactante?El sistema inmune funciona en parte liberando células inflamatorias que identifican y destruyen virus, bacterias y otras causas de enfermedad. Pero este formidable poder puede, en ocasiones llegar a afectar tejido sano. En el cerebro, esto sería devastador, porque las neuronas no se regeneran tan bien como las células ubicadas en otras partes del cuerpo.La inflamación causa irregularidades en el flujo sanguíneo (una condición conocida como desregulación vascular), por lo que el cerebro puede ser privado de suficiente oxígeno y nutrientes. La inflamación causa resistencia a la insulina y otros problemas metabólicos, por lo que el cerebro no puede metabolizar adecuadamente el azúcar en la sangre para obtener energía. También la inflamación en el cerebro activa las células inmunitarias del sistema nervioso llamadas microglia, que interfieren con la producción normal de la molécula que influye en el estado de ánimo, la serotonina y además interrumpe la aparición de nuevas células cerebrales.Le podría interesar: Nada como el ocio digital para mitigar la depresiónHay investigaciones que sugieren que las infecciones durante el embarazo pueden activar las citoquinas y otros elementos de la inflamación, ya sea en el feto o en la madre. Esta respuesta inflamatoria a corto plazo o aguda puede tener consecuencias a largo plazo para el cerebro fetal, que se está desarrollando activamente.Con todo lo anterior no pretendo afirmar que en la depresión todo está en el cerebro o que la psicoterapia no sirve. Tampoco se pretende que las personas con depresión combinen medicamentos antidepresivos con antiinflamatorios sin hablar primero con su médico. Se debe recordar que estos pueden tener efectos secundarios. Es simplemente invitar, tanto a médicos como pacientes a tener la mente abierta a nuevas posibilidades de comprensión de trastornos mentales como la depresión, su diagnóstico y su tratamiento integral.Recomendaciones para lograr un mejor funcionamiento del sistema inmunológico, disminuir los procesos inflamatorios y ayudar a promover una buena salud mental:Manejar el estrés crónico. La inflamación causa estrés y el estrés puede causar inflamación; ambos son dañinos para el cuerpo y el cerebro.Actividad física.Mantener un peso saludable. El exceso de grasa provoca inflamación.Dormir lo suficiente, en promedio, de 7- 8 horas por noche.Evitar las infecciones graves durante el embarazo y la primera infancia.

*Grupo de investigación Nuevas Perspectivas en Salud Mental, UCMC