La obesidad es considerada una enfermedad compleja que consiste en tener demasiada grasa corporal y, contrario a lo que se piensa, no se trata solo de un tema estético sino también médico que aumenta el riesgo para muchas otras afecciones como la diabetes, presión arterial alta, colesterol elevado, enfermedad hepática, apnea del sueño y varios tipos de cáncer.
Son diversas las razones por las que algunas personas tienen dificultad para perder peso, pues con frecuencia este padecimiento es el resultado de factores hereditarios, fisiológicos y ambientales, combinados con la alimentación, la actividad física y las opciones de ejercicio.
Los especialistas de Mayo Clinic aseguran que incluso una modesta pérdida de peso puede mejorar o prevenir los problemas de salud relacionados con la obesidad. Una alimentación más saludable, un mayor nivel de actividad física y los cambios de conducta contribuyen a perder los kilos de más. Los medicamentos recetados y los procedimientos para bajar de peso son otras opciones para tratar la obesidad.
¿Cuál es la relación de la obesidad con el cáncer?
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) aseguran que tener sobrepeso u obesidad está vinculado con un mayor riesgo de presentar 13 tipos de cáncer.
“Hay muchas cosas que se asocian al cáncer, pero evitar el consumo de tabaco y mantener un peso saludable son dos de las medidas más importantes que las personas pueden tomar para reducir el riesgo de tener esta enfermedad”, precisa la referida fuente.
Los expertos aseguran que el sobrepeso y la obesidad pueden provocar cambios en el cuerpo que incluyen inflamación a largo plazo y niveles mayores de lo normal de insulina, factor de crecimiento insulínico y de las hormonas sexuales. Estos cambios están muy relacionados con el desarollo de cáncer.
Según American Society of Clinical Oncology el tejido graso también produce más hormona estrógeno, la cual puede contribuir a que algunos cánceres, como el de mama, se desarrollen. A esto se suma que las células grasas afectan la forma en que el cuerpo regula el crecimiento de las células cancerosas.
El riesgo de presentar esta enfermedad aumenta cuanto más peso excesivo tenga la persona y cuanto más tiempo permanezca con el sobrepeso.
¿Qué tipos de cáncer se pueden desarrollar?
Tener sobrepeso u obesidad se vincula a un mayor riesgo de presentar 13 tipos de cáncer, de acuerdo con los CDC.
- Adenocarcinoma de esófago.
- Cáncer de mama (en mujeres que hayan pasado por la menopausia).
- Cáncer de colon y recto.
- Cáncer de útero (matriz).
- Cáncer de vesícula.
- Cáncer de estómago (parte superior).
- Cáncer de riñones.
- Cáncer de hígado.
- Cáncer de ovario.
- Cáncer de páncreas.
- Cáncer de tiroides
- Meningioma (un tipo de cáncer del cerebro).
- Mieloma múltiple.
Es importante aclarar que si bien tener sobrepeso u obesidad no significa que alguien definitivamente vaya a presentar cáncer, lo que sí se ha probado es que la persona tiene mayores probabilidades de enfrentar este padecimiento que si hubiese mantenido un peso saludable.
¿Cómo prevenir la obesidad?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que a nivel individual, las personas pueden reducir el riesgo de padecer obesidad o sobrepeso adoptando una serie de intervenciones preventivas en cada etapa del ciclo vital, antes incluso de la concepción, así como durante los primeros años. Estas medidas incluyen:
- Velar por que el aumento de peso durante el embarazo sea el adecuado
- Practicar la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses después del parto y continuar con la lactancia hasta los 24 meses o más.
- Promover entre los niños una serie de comportamientos en torno a cuestiones como la alimentación saludable, la actividad física, las conductas sedentarias y el sueño, independientemente de su peso actual.
- Limitar el tiempo que se pasa frente a las pantallas
- Limitar el consumo de bebidas endulzadas con azúcar y alimentos de alto contenido calórico y promover otros hábitos alimentarios saludables.
- Limitar la ingesta calórica de grasas saturadas y azúcar y aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos.
- Realizar actividad física con regularidad.
Referencias:
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Organización Mundial de la Salud
Mayo Clinic