por la pandemia, muchos debieron adaptarse, de la noche a la mañana, a despachar desde la casa. Pero, con el prospecto de la vacunación, en junio las grandes empresas empezaron a esforzarse para invitar de nuevo a la oficina a sus colaboradores. Lo hizo Apple cuando Tim Cook les envió una carta y les dijo que los necesitaba en sus sedes al menos tres días de la semana comenzando septiembre. Algo similar realizaron JP Morgan y Goldman Sachs, entre otras firmas.
Desde entonces, las cosas han cambiado por culpa de la variante delta; según dicen los expertos, es al menos tres veces más contagiosa que las mutaciones ya circulantes en junio. Y muchas de esas compañías decididas a volver a la normalidad tuvieron que postergar sus planes para enero.
Hoy, en Colombia, la situación es muy parecida. Gracias al avance del plan nacional de vacunación tanto público como privado, el bajo número de nuevos casos comparado con meses anteriores y la intención del Gobierno de reactivar las actividades productivas en el país, las directivas de las empresas enviaron el mensaje: esperan tenerlos a todos en sus puestos el próximo mes.
No obstante, en algunos lugares, se están encontrando con que los trabajadores no quieren regresar a la oficina en las mismas condiciones que en épocas prepandémicas. Un sondeo realizado con 5.000 personas, publicado en Harvard Business Review, así lo reveló: los empleados quieren trabajar desde casa, en promedio, 2,5 días a la semana.
Según los autores, el deseo de permanecer en sus hogares se ha fortalecido en la medida en que la pandemia no se resuelve. “Muchos de nosotros estamos cada vez más a gusto con las interacciones humanas remotas”, dicen. De acuerdo con la encuesta, más del 40 por ciento de los empleados en Estados Unidos buscarían otro trabajo o simplemente renunciarían si tuvieran que regresar a la oficina tiempo completo. A su turno, las compañías anunciaron un incremento en los salarios para cautivarlos.
Por eso, los autores concluyen que las empresas que no les propongan a sus empleados un modelo híbrido de trabajo se arriesgan a perder 40 por ciento de su fuerza laboral. Las más afectadas serían las mujeres con alto grado de educación e hijos pequeños en este momento. Ellas, según el informe, valoran trabajar tanto en casa como en la oficina. “Si se les prohíbe, saldrán en estampida de estas compañías”. Por lo tanto, su recomendación es que los líderes reconozcan la realidad de la nueva fuerza de trabajo y se adapten.
“Trabajar desde la casa llegó para quedarse: entre los millones de firmas que se volcaron al teletrabajo desde la llegada de la pandemia, menos de 20 por ciento planea regresar”.
Virus y maternidad
Algo similar dice el premio nobel de economía Paul Krugman en su columna en The New York Times. Entre los factores que enumera como razones por las que la gente no quiere volver al trabajo, se encuentran el miedo al virus, los trancones y el hecho de que muchas mamás quieren estar con sus hijos pequeños en casa.
Ante este dilema, para Melanie Amaya, de Amayaco, firma especializada en temas de liderazgo, los líderes del país deben hacerse una pregunta: ¿el trabajo de esta persona debe realizarse presencialmente o se puede hacer desde casa? Para ella, si puede hacerse desde casa, es importante cuidar el bienestar de las personas.
“Los buenos líderes demuestran un interés genuino por la salud de sus colaboradores; y, en vez de microgerenciar y estar ejerciendo supervisión excesiva, se enfocan en empoderar a sus equipos, brindarles las herramientas que necesitan para realizar con éxito su labor, y acompañarlos a encontrar soluciones para superar sus desafíos”.
Para Krugman, lo que pasó durante la pandemia es que “muchos se dieron cuenta de lo infelices que eran con sus condiciones de trabajo y no quieren volver”. Y eso, afirma, no es algo malo, sino muy positivo, pues pondrá a las empresas a idear mecanismos para mejorar esas condiciones. “La pandemia dio la oportunidad de descubrir lo que realmente importa, y algunos ahora se dan cuenta de que el dinero que les pagaban por trabajos desagradables no era suficiente”.