Esta semana, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) compartió un informe que no deja bien parados a los estudiantes colombianos: el país lidera el top de repitencia escolar en todo el mundo. El documento se titula Panorama de la educación 2024 y es uno de los más importantes del planeta.
En él se analizaron los sistemas educativos de los 38 países que forman parte de la entidad internacional. Una lista en la que figuran naciones como México, Chile, España, Canadá, Bélgica, Dinamarca, Polonia y Portugal.
Los números de Colombia encendieron las alarmas entre los expertos en educación: el país se ubica en el primer lugar de las naciones con mayor repitencia escolar en básica primaria: la tasa es del 5,8 por ciento. Una cifra muy por encima del promedio de la Ocde, que fue de 1,5 por ciento. Lo que refleja un aumento significativo de 2,3 puntos porcentuales con respecto al mismo estudio del año 2015. En otras palabras, el país ha incrementado la tasa de repitencia en los estudiantes más pequeños.
Por detrás de Colombia están Sudáfrica, con 4,6 por ciento; Turquía, con 4,1; Luxemburgo, con 3,6 y Austria, con 3,4. Los estudiantes colombianos de bachillerato también dejaron resultados agridulces. De sexto a noveno grado, el país está en el tercer lugar. En este caso, con una tasa de 8,1 por ciento, por detrás de Luxemburgo, que aparece de primero, con 9,7 y Sudáfrica, con 8,6.
En cuanto a la educación media, que cuenta los grados décimo y once, aunque Colombia no está en los primeros lugares, se ubica por encima del promedio de los países analizados en el estudio, que fue del 3,2 por ciento. En ese rubro, Colombia tiene una tasa de repitencia del 4,8.
Ambas situaciones han generado un coletazo adicional: actualmente, Colombia es el segundo país de los miembros de la Ocde con la mayor tasa de estudiantes en extraedad; es decir, que se encuentran retrasados en su proceso académico al menos en dos años. Así, mientras el promedio de este grupo de países, al que los une el deseo de coordinar sus políticas económicas y sociales, muestra que 3,1 por ciento de las niñas y 4,2 por ciento de los niños presentan extraedad escolar, acá esas cifras alcanzan el 17 y el 24 por ciento, respectivamente, lo que implica un dato seis veces más alto.
La situación no es nueva en el país. En 2021, en plena pandemia, estadísticas del Ministerio de Educación ya mostraban que la tasa de estudiantes que perdían el año a nivel nacional involucraba a cuatro de cada 100. En ese sentido, mientras en 2019 se reportaron 203.010 estudiantes que perdieron el año, en 2021 este número fue de 393.374, pasando de una tasa del 2,2 por ciento al 4,27 por ciento, casi el doble.
¿Cuáles son las causas?
¿Cómo Colombia llegó a esa situación? Una de las razones que más salta a la vista, a juicio de la mayoría de expertos, es el periodo de la pandemia por covid-19, que obligó a largas cuarentenas. Esta tuvo dos escenarios complejos: mientras millones de estudiantes se vieron obligados a recibir clases virtuales, otros –ante la imposibilidad de contar con un dispositivo electrónico– simplemente se desescolarizaron. Y muchos de los primeros se vieron en dificultades para asimilar correctamente temas de áreas tan esenciales como ciencias, lenguaje y matemáticas.
Para Susana Posada, magíster en Educación de la Universidad del Valle, el país tuvo que hacer mayores esfuerzos, en estos tres últimos años, en términos de nivelación académica, “y eso sigue afectando a los estudiantes. Es muy grave, porque son ineficiencias en la sociedad y el individuo. Es una persona que perdió un año de su vida y va a tener que emplear otro año. Esto le va a generar una desventaja en el futuro”.
Gloria Bernal es directora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana. Para esta experta, otras causas permiten explicar estos malos resultados. Una de ellas es la migración, “tanto de extranjeros como la interna, impulsada por el conflicto armado. Son personas que se están desplazando de un lugar a otro por diferentes circunstancias”, dice.
En estos casos, “los papás buscan asentarse primero y solo después buscan dónde poner a los hijos a estudiar”.Y esa trashumancia se ve reflejada en el rezago de los alumnos en sus procesos educativos. “Llegan quizás a un curso en el que no tienen el nivel que sus demás compañeros y lo deben repetir”.
Otro factor para tener en cuenta es la proporción de estudiantes por cada profesor. En opinión de Posada, las clases con menos alumnos se consideran más beneficiosas en la medida en que les permiten a los profesores centrarse más en las necesidades de cada estudiante y reducir el tiempo de clase requerido para hacer frente a las interrupciones.
“También se hace necesario mirar la formación que están recibiendo los docentes para ejercer su oficio. Sorprende ver que muchos carecen de algo tan esencial como la comprensión lectora, lo que redunda también en los estudiantes colombianos. Las cifras nos muestran que más del 45 por ciento de los estudiantes del país tienen nivel muy bajo en este aspecto. Y eso es grave: muy pocos estudiantes son capaces de realizar actividades complejas de comprensión lectora, como localizar y organizar varias piezas de información profundamente incrustadas en el texto, hacer análisis reflexivos o incluso evaluaciones críticas”, asegura la experta.
La más castigada en todo esto es la educación pública. Lo que muestran los números del ministerio del ramo en 2021 es que la tasa de repitencia en colegios públicos fue del 4,94 por ciento, con un total de 383.834 alumnos que se vieron relegados en su proceso formativo. Es decir, cinco de cada 100 estudiantes de este sector pierden el año. Caso contrario al de los colegios privados, que registraron una tasa de solo el 0,65 por ciento, con apenas 9.540 alumnos repitentes.
El problema también golpea, sobre todo, a los estudiantes de las regiones del país menos desarrolladas como Amazonas, Vichada y Guainía. Se trata de zonas en las que es difícil el acceso al servicio educativo y en donde la cobertura suele ser baja. Por ello, el nivel académico tiende a verse afectado y la repitencia, según el Ministerio de Educación, es hasta tres veces más alta que en el resto del territorio nacional.
Todo esto se ve reflejado además en las pruebas Pisa, un Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, en el que Colombia también quedó con ‘matrícula condicional’. El país, este año, logró el peor desempeño en cuanto a pensamiento creativo entre las economías que forman parte de la Ocde. En matemáticas, una de las ramas que se estudian dentro del pensamiento creativo, el país logró tres puntos, pero en lectura quedó en cero.
Colombia ocupó el puesto 28 entre 64 países a los que se les aplicó la medición. El país logró 26 puntos, el registro más bajo dentro de las economías que pertenecen al club de las buenas prácticas, lo que representó siete puntos por debajo del promedio de la organización.Para Posada, el camino que tiene Colombia por delante es “retador”. Asegura que se debe trabajar en varios frentes, pero la tarea más urgente es “nivelar cuanto antes a los estudiantes rezagados en su aprendizaje por cuenta de la pandemia”.