Dormir lo suficiente y bien es clave para mantener una condición de vida saludable. El sueño es tan vital como hacer ejercicio de forma regular y llevar una dieta equilibrada, rica en alimentos como frutas y verduras.

Para los expertos, es importante que las personas se esfuercen por tener un sueño reparador. De acuerdo con el portal Medical News Today, por ejemplo, existe evidencia que sugiere que dormir bien por la noche ayuda a las personas a consumir menos calorías durante el día, lo que se traduce en menor riesgo de obesidad.

De igual manera, un estudio de las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos establece que los patrones de sueño tienen un efecto en las hormonas responsables del apetito. Cuando un individuo no duerme lo suficiente, esta situación interfiere con la capacidad del cuerpo para regular correctamente la ingesta de alimentos.

No obstante, los patrones del sueño cambian con el paso del tiempo y a medida que las personas envejecen. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos asegura que la mayoría de individuos en proceso de envejecimiento tiene dificultades para conciliar el sueño. Se despiertan con más frecuencia durante la noche y se levantan más temprano por la mañana.

“Puede ser más difícil quedarse dormido y se pasa más tiempo total en la cama. La transición entre el sueño y despertarse con frecuencia es abrupta, lo que hace que las personas mayores sientan que tienen un sueño más ligero que cuando eran jóvenes”, precisa la citada fuente.

De acuerdo con los expertos, los adultos mayores se despiertan en promedio tres o cuatro veces cada noche y esto sucede porque pasan menos tiempo en el sueño profundo. Otras causas incluyen la necesidad de levantarse a orinar (nicturia), ansiedad e incomodidad y dolor por enfermedades crónicas como la artritis, por ejemplo.

Los médicos recomiendan que los adultos duerman de siete a ocho horas todas las noches, pero para muchas personas es difícil alcanzar este tiempo. Esto se debe, entre otros factores, a los siguientes, según el portal Family Doctor, de la Academia Americana de Médicos de Familia:

  • Las sustancias químicas y las hormonas del organismo. Por ejemplo, a medida que las personas envejecen, el cuerpo produce menos melatonina, la hormona natural que regula el ciclo de sueño.
  • Hábitos de estilo de vida. Estos incluyen fumar y beber alcohol o cafeína.
  • Ciertos medicamentos, incluidos los antidepresivos, los betabloqueadores y los medicamentos cardiovasculares.
  • Padecer dolor.
  • Insuficiencia cardíaca congestiva o enfermedad renal. Es posible que esto genere problemas para acostarse y ponerse suficientemente cómodo para quedarse dormido.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina, las personas tienen la posibilidad de adoptar algunas medidas para estimular el sueño:

  • Consumir un refrigerio ligero a la hora de ir a la cama puede ser de gran ayuda. Hay personas para quienes la leche tibia aumenta la somnolencia, dado que contiene un aminoácido natural similar a un sedante.
  • Evitar estimulantes como la cafeína (que se encuentra en el café, el té, las bebidas de cola y el chocolate) durante al menos tres o cuatro horas antes de acostarse.
  • No tomar siestas durante el día.
  • Hacer ejercicio en horarios regulares cada día, pero no tres horas antes de acostarse.
  • Evitar la estimulación excesiva, como programas televisivos violentos. Es importante practicar técnicas de relajación a la hora de ir a la cama.
  • No ver televisión ni utilizar computador u otro tipo de dispositivos antes de dormir.
  • Utilizar la cama solamente para dormir o para la actividad sexual.
  • Evitar el consumo de tabaco, especialmente antes de irse a dormir.
  • Consultar con el médico si alguno de los medicamentos que toma afecta el sueño.