Los estudios demuestran que aproximadamente la mitad de las personas niegan el diagnóstico y rechazan el tratamiento de un trastorno mental. Si bien, pueden existir razones válidas, incluido el mecanismo de defensa de la negación, el estigma y los efectos secundarios de los medicamentos, no siempre es fácil saber si es otra cosa lo que está frenando el proceso de búsqueda y aceptación de ayuda. Sin embargo, un aspecto poco conocido en el campo de la salud mental que puede explicar esta conducta es la llamada anosognosia. La anosognosia es la negación de la propia patología. Es necesario distinguir la anosognosia de la negación. En esta última el paciente realmente sabe que algo le ocurre pero no está dispuesto a admitirlo por las repercusiones emocionales que implica. ? En la anosognosia, la persona no admite que realmente le pasa algo, debido a una disfunción orgánica que está impidiéndole su percepción.
La falta de conciencia de enfermedad es conocida de tiempo atrás en personas con accidentes cerebrovasculares, tumores cerebrales, enfermedad de Alzhéimer y enfermedad de Huntington. Sin embargo, en el campo mental solo se ha estudiado en los últimos años. La anosognosia tiene una base biológica y es causada por alteraciones cerebrales, especialmente en el hemisferio derecho. Las áreas específicas que están más involucradas son el lóbulo frontal y parte del lóbulo parietal. Cuando el lóbulo frontal no funciona adecuadamente, una persona puede perder total o parcialmente la capacidad de actualizar la percepción de sí misma. Los estudios de imágenes cerebrales han demostrado que esta área crucial del cerebro puede resultar alterada, por ejemplo, en la esquizofrenia y el trastorno afectivo bipolar. En las investigaciones con personas que sufren estos trastornos mentales, se encuentra que aproximadamente entre el 40 y 50 por ciento tienen dificultades moderadas o graves en su conciencia del trastorno. En la atención en salud este fenómeno es de gran importancia por el hecho de que algunas personas que sufren trastornos mentales no siempre buscan atención y con mucha frecuencia son presionadas por los familiares y amigos para que busquen ayuda profesional. Las personas que no están de acuerdo con la necesidad de atención tienen menos probabilidades de adherirse al tratamiento. Son aquellas con menor percepción o conciencia de su trastorno y con tales personas, a menudo los terapeutas adoptan un enfoque paternalista mediante el uso de métodos de persuasión e incluso de coerción. Este es un aspecto clave en la atención clínica, porque una adecuada atención en salud mental implica, por razones éticas, el consentimiento informado, es decir, que antes de aceptar un tratamiento, la persona debe conocer la naturaleza y pronóstico de su trastorno mental.
Es importante destacar la importancia de una atención en la que los profesionales de salud entiendan y respondan a las necesidades, valores y preferencias de las personas, y a partir de esto, lleguen a un entendimiento mutuo de los problemas y su manejo, buscando la toma de decisiones conjunta entre el terapeuta y la persona para poner en práctica los valores fundamentales de elección, autodeterminación y empoderamiento. Este es el concepto de alianza terapéutica, que se considera la piedra angular de un tratamiento exitoso.
Cuando la persona enfrenta a un abrumador giro de los acontecimientos emocionales, es posible que necesite tiempo para analizar lo que sucedió y adaptarse a las nuevas circunstancias. Algunos días pueden ser mejores que otros. Incluso si alguien pierde totalmente la conciencia de su situación mental, no lo está haciendo necesariamente a propósito y necesitan su apoyo para asegurarse de recibir tratamiento y que se mantengan consistentes con las citas y los medicamentos. Aprender a comprender la anosognosia y sus riesgos puede mejorar las probabilidades de ofrecer ayuda. En estos casos se recomienda: Pensar en las posibles consecuencias negativas de no actuar de manera adecuada. Escuchar activamente Examinar con el familiar o amigo sus temores de una manera honesta. Permitir que exprese sus miedos y emociones. Identificar creencias irracionales sobre su situación. No juzgar y recordar que no siempre es terquedad o tendencias autodestructivas. Mostrar flexibilidad y calma. No mostrar frustración. No discutir sobre los síntomas del trastorno. Hablar sobre los cambios y síntomas enlugar de insistir en un diagnóstico psiquiátrico. Enfocarse en aspectos del trastorno con los que la persona se siente más cómoda, por ejemplo, problemas para dormir o concentrarse. Ofrecer ayuda para buscar consulta.
No se preocupe si el primer intento de hablar no tiene éxito. Una conversación inicial puede plantar la semilla en la mente de la persona. Al demostrar que le importa y que no la va a juzgar, será más probable que recurra a usted cuando decida buscar ayuda. *Grupo de Investigación Nuevas Perspectivas en Salud Mental, UCMC