Durante años se ha creído que tomar un traguito antes de dormir ayudará a que el cuerpo se relaje y, por lo tanto, pueda descansar mejor. Sin embargo, en los últimos años se ha descubierto que esta práctica no es del todo cierta y que la toma de alcohol antes de dormir afecta en la calidad del sueño de las personas.
¿Cómo afecta el alcohol en el sueño de las personas?
Aunque al principio el alcohol puede tener un efecto sedante, finalmente interfiere en los patrones normales del sueño, especialmente en la fase REM, que se encarga de hacer que tenga un sueño reparador.
Aunque al principio el alcohol tenga ese efecto de somnolencia, a medida que el cuerpo lo procesa, puede tener un efecto estimulante, interrumpiendo el sueño profundo y la calidad de este.
El sueño está diseñado para que se relajen las pulsaciones del corazón y la tensión arterial, por lo que favorece el descanso. Sin embargo, el efecto que produce el alcohol no solo dura después de tomarse una copa, sino que permanece durante las diferentes etapas del sueño.
Un estudio realizado a personas que se sometieron a registros polisomnográficos de laboratorio (PSG), para medir el impacto del consumo nocturno de alcohol en la función cardiovascular y autónoma nocturna, determinó que se aumentaba la frecuencia cardíaca nocturna después de tomar alcohol antes de dormir.
Riesgos de beber antes de dormir
Beber alcohol está relacionado con tener una mayor propensión a presentar apnea del sueño, con el agravante que aparecen ronquidos, ya que actúa sobre los músculos de las vías respiratorias superiores, interrumpiendo el proceso habitual de respiración.
Pero más allà de poder presentar este tipo de afecciones, el tomar licor antes de acostarse puede convertirse en un hábito que desencadena una adicción. Ya el cuerpo se condiciona a que no puede dormir si no ha ingerido alcohol.
De acuerdo a lo registrado en el blog quironsalud.com, un estudio que probaba el alcohol como “ayuda para dormir” descubrió que dos docenas de adultos con insomnio pero sin antecedentes de dependencia del alcohol dormían, en un principio, un poco más después de consumir un poco de alcohol antes de acostarse, pero los efectos desaparecían al cabo de una semana y los participantes empezaban a aumentar su consumo de alcohol para conciliar el sueño.
Por otra parte, el consumo de bebidas alcohólicas antes de dormir también afecta a la secreción de hormonas que se segregan por la noche y que son necesarias para el organismo como es la hormona del crecimiento, la cual ayuda a que el cuerpo se recupere, a quemar grasa y aumentar la musculatura.
La idea no es dejar de tomar de vez en cuando una copita, lo importante es que no se vuelva un hábito y en lo posible, que ese traguito no se tome antes de ir a dormir.