Consumir una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras, es la mejor manera de mantener saludable el organismo. Sin embargo, hay ocasiones en las que la ansiedad de comer en exceso puede pasarle factura al cuerpo, pues no siempre se ingieren los alimentos más indicados o en las porciones debidas.

El azúcar y los carbohidratos son de esos productos que en ocasiones generan ansiedad e incluso se convierten en un tipo de adicción para muchas personas; no obstante, es necesario prestar atención, pues es posible que deriven en hábitos poco saludables y traigan un mayor riesgo de contraer enfermedades.

Pero ¿cuáles son las razones por las cuales estos alimentos causan ganas incontenibles de consumirlos? Según la dietista Liz Powell, de Yaletown Nutrition, citada en un artículo del diario Huffington Post (Canadá), los carbohidratos, que se descomponen en azúcares, son una fuente de energía para las células del cuerpo, por lo que es natural que el organismo sienta la necesidad de consumir azúcares, sobre todo en periodos en los que se siente que falta energía.

Hay investigaciones que sugieren que la mayoría de los antojos tienen que ver con el cerebro. Por ejemplo, el azúcar y los alimentos ricos en este componente activan áreas de este órgano que provocan la liberación de un neurotransmisor llamado dopamina, el cual activa la sensación de placer.

La dopamina juega un rol muy importante en el comportamiento de recompensa. De esta forma, el antojo por azúcar y carbohidratos no es más que una “recompensa” que busca el cuerpo para tener placer. Una forma de liberar este neurotransmisor sin activar la necesidad de comer es haciendo ejercicio, que además promueve otra serie de beneficios al organismo.

Estrés

El estrés es otra razón detrás del deseo de consumir azúcar o carbohidratos. Cuando una persona está estresada, las glándulas suprarrenales liberan las hormonas adrenalina, noradrenalina y cortisol. La secreción de cortisol ocurre como respuesta a una situación estresante. El estrés crónico aumenta las necesidades de energía del organismo y una de las formas de obtenerla es consumir dulces.

Las dietas también hacen que las personas sientan deseos permanentes de comer azúcar y carbohidratos. Normalmente en una dieta, la ingesta de calorías disminuye a la vez que lo hace el nivel de leptina, una hormona que ayuda a controlar la sensación de hambre. Como resultado, el cuerpo recibe cada vez más señales de hambre, lo que provoca que la persona sienta antojos.

Los especialistas aseguran que reprimirse demasiado de determinado producto hace que se quiera consumir más esos alimentos. “Cuando te repites una y otra vez que no puedes tomar un alimento en concreto porque lo has etiquetado como ‘insano’, puede producirte una sensación de restricción u obsesión que seguirás sintiendo hasta que se lo des al cuerpo”, afirma la dietista, Liz Powell.

¿Cómo hacerle frente a esta situación?

De acuerdo con el portal Psicología y Mente, una de las mejores formas de evitar consumir azúcar y carbohidratos es manteniendo la mente ocupada. Algunas formas de hacerlo es leyendo un libro, viendo una película, caminando o pintando un cuadro.

También es importante saber identificar las emociones que están detrás de las ganas de comer algo que no se debe. Puede ser debido a un problema familiar o laboral o, como se mencionó anteriormente, por estrés.

Otra manera de enfrentar esta situación y evitar comer estos productos en exceso es realizando actividad física. El deporte contribuye a desestresarse, además de aumentar el estado de ánimo, haciendo que se liberen endorfinas e induciendo en un profundo estado de bienestar.

Una estrategia más es realizar cinco comidas al día. Comer más o menos cada tres horas permite controlar los impulsos por comer alimentos que no son convenientes para la salud. Al tenerse las reservas de energía completas es menos probable que surja la ansiedad por comer.

La hora de la comida es igualmente importante. Variar los horarios de manera permanente no permiten que el cuerpo se habitúe y sienta deseos permanentes de estar “picando”.