La preeclampsia es una complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta y signos de daños en otro sistema de órganos, más frecuentemente el hígado y los riñones. Generalmente, la preeclampsia comienza después de las 20 semanas de embarazo en mujeres cuya presión arterial había sido normal, de acuerdo con Mayo Clinic.
Sin embargo, un valor de presión arterial por encima de 140/90 mm Hg es anormal en el embarazo, pero una sola lectura de presión arterial alta no significa que tenga preeclampsia.
Además, si diagnostican preeclampsia, el médico le dirá qué tan seguido debe hacer consultas prenatales (quizás con mayor frecuencia que la recomendada generalmente en el embarazo). Es posible que también deba hacerse análisis de sangre, ecografías y análisis sin estrés con mayor frecuencia que durante un embarazo sin complicaciones.
Asimismo, la entidad sin ánimo de lucro reveló que la preeclampsia, en algunos casos, no provoca síntomas, pero que algunos de los síntomas más comunes son:
- Exceso de proteínas en la orina (proteinuria) u otros signos de problemas renales.
- Cambios en la vista, que incluyen pérdida temporal de la vista, visión borrosa o sensibilidad a la luz.
- Dolor abdominal en la parte superior, por lo general, debajo de las costillas y en el lado derecho.
- Náuseas o vómitos.
- Menor producción de orina.
- Niveles más bajos de plaquetas en sangre (trombocitopenia).
- Función hepática deteriorada.
- Falta de aire, debido a la presencia de líquido en los pulmones.
En consecuencia, la preeclampsia se manifiesta solo como una complicación del embarazo y los factores de riesgo incluyen:
- Antecedentes de preeclampsia. Los antecedentes personales o familiares de preeclampsia aumentan significativamente el riesgo de tener preeclampsia.
- Hipertensión crónica. Si ya tiene hipertensión crónica, el riesgo de que se produzca una preeclampsia es mayor.
- Primer embarazo. El riesgo de tener preeclampsia es mayor durante el primer embarazo.
- Nueva paternidad. Cada embarazo con una nueva pareja aumenta el riesgo de preeclampsia más que un segundo o tercer embarazo con la misma pareja.
- Edad. El riesgo de preeclampsia es mayor para las embarazadas muy jóvenes así como para las que tienen más de 35 años.
- Raza. Las mujeres negras tienen un mayor riesgo de preeclampsia que las de otras razas.
- Embarazo múltiple. La preeclampsia es más frecuente en las embarazadas de mellizos, trillizos u otros embarazos múltiples.
- Intervalo entre embarazos. Tener bebés con menos de dos años o más de 10 años de diferencia conduce a un mayor riesgo de preeclampsia.
- Antecedentes de determinadas afecciones. El hecho de tener determinadas afecciones antes de quedar embarazada, como hipertensión arterial crónica, migrañas, diabetes tipo 1 o 2, enfermedades renales, tendencia a la formación de coágulos o lupus, aumenta el riesgo de tener preeclampsia.
- Fertilización in vitro. El riesgo de preeclampsia aumenta si el bebé fue concebido con fertilización in vitro.
Por su parte, no hay una forma segura de prevenir la preeclampsia, pero algunas recomendaciones son: comer menos sal, cambiar las actividades y restringir calorías.
Además, si le diagnostican preeclampsia cerca del final del embarazo, su médico puede recomendarle inducir el trabajo de parto de inmediato.
“Si el cuello del útero está listo, ya sea que comience a abrirse (dilatarse), adelgace (borrarse) y ablandarse (madurar) también puede ser un factor para determinar si se inducirá el parto o cuándo se inducirá”, explicó la entidad.
Sin embargo, en casos graves, puede que no sea posible considerar la edad gestacional del bebé o si el cuello del útero está listo. Si no es posible esperar, el médico puede inducir el parto o programar una cesárea de inmediato.
Hay que señalar que si bien es poco frecuente, la preeclampsia también se puede presentar en una mujer después de dar a luz a su bebé, casi siempre dentro de las siguientes 48 horas. Esto se denomina preeclampsia posparto.