“Las enfermedades cardiovasculares son crónicas y la principal causa de morbimortalidad (enfermedad, hospitalización y muerte) en Colombia y el mundo”. Quien lo dice es el doctor Darío Echeverri Arcila, jefe del Departamento de Cardiología y líder del Programa de Riesgo Cardiovascular de LaCardio, en Bogotá.
Y explica enseguida que las siguientes cuatro causas de mortalidad (cáncer, enfermedades pulmonares, accidentes y muertes violentas) “si acaso suman el total de casos y de muertes de la enfermedad cardiovascular”. Según las cifras que maneja, cada día mueren en el planeta unos 18 millones de personas (un paciente cada 10 o 15 segundos).
En Colombia, de acuerdo con el Dane, el dato es preocupante y representa un problema de salud pública: se estiman 300 muertes cada día, aunque expertos como Echeverri creen que la pandemia de covid-19 dejó un subregistro que podría elevar bastante ese número.
Este especialista explica que las enfermedades del corazón que llevan a los colombianos a la muerte van desde infartos, falla cardíaca y arritmias hasta tromboisis cerebral y aneurismas de aorta.
Sin embargo, precisa que en el país la principal cardiopatía que mata a los ciudadanos es “el infarto, que genera fallas cardíacas, y la enfermedad base de eso es la aterosclerosis, que en casos graves puede desencadenar un evento agudo como trombosis cerebral, infarto agudo de miocardio o una grangrena”.
El panorama de las enfermedades cardiovasculares en el país terminó por agravarse con la llegada de la pandemia: “A los pacientes les daba miedo consultar por temor al contagio, dejaron de consumir medicamentos porque no salían a la farmacia, se volvieron sedentarios, abandonaron las dietas y se enfrentaron a una condición emocional de estrés por el impacto del covid-19. Entonces, las enfermedades cardiovasculares dejaron de tener un adecuado control”, asegura Echeverri.
Lo que comenzó a suceder es que a los centros de salud “nos estaba llegando el infarto tarde, la falla cardíaca ya descompensada, el paciente con estenosis aórtica ya asintomático grave. Al tiempo, crecían las muertes por covid-19. Entonces, todo aquel que moría con cáncer, enfermedades cardíacas o un accidente, si tenía coronavirus, se decía entonces que la causa de muerte era covid, de ahí que lo que se teme es que exista un subregistro grande de las muertes asociadas a enfermedades del corazón”, asegura.
Lo más grave, agrega, es que “pacientes que se desaparecieron durante los tres años de la pandemia están desactualizados de sus estudios y la enfermedad cardíaca les progresó y tienen, por tanto, una enfermedad más avanzada”.
El panorama preocupa toda vez que la comunidad médica siente que, pese a los avances científicos en cirugías, medicamentos y tratamientos, no se está logrando la prevención de estas enfermedades. Estamos gastando más de 5 billones de pesos al año en urgencias para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, cuando la prioridad de recursos debería estar en la prevención”, asegura Echeverri.
A esto se suma, agrega el especialista, que “están surgiendo nuevos factores de riesgo como los trastornos de sueño, la depresión y otros trastornos emocionales que hacen que la enfermedad cardiovascular siga aumentando”.
Otro factor a considerar es que si bien en la mayoría de casos se asocian las patologías del corazón a gente de mediana y mayor edad, “los jóvenes ya están experimentando estas enfermedades de manera asintomática, por lo que se dificulta un diagnóstico temprano. Son jóvenes fumadores y con colesterol alto. Así que el esfuerzo ahora debería estar puesto en la prevención y atención de esos futuros pacientes de enfermedades cardiovasculares. Lo ideal es que, desde niños, los colombianos se preocupen por su corazón”.